lunes, 14 de octubre de 2013

Gratuita munición para la oposición

Polvorín
José Ángel Solorio Martínez
         El incumplimiento del contrato de Hugo de la Garza Tamez con el gobierno de Tamaulipas –no entregó a tiempo la remodelación de la Torre de Cristal-, debe ser un asunto del Congreso del estado. Independientemente de que el contratista se ha hecho acreedor a una sanción administrativa, el Poder legislativo tiene la obligación de llamar a cuentas al empresario, incluyendo al Secretario de Obras Públicas. 57 millones de pesos no es una cifra pequeña; y más, porque el dinero público escasea y las exigencias sociales son inagotables.
          El asunto requiere una investigación a fondo.
          Sobre todo porque esos contratos de asignación directa –o lo que es igual: ganados mediante licitaciones fingidas- no pueden ser explicados sin el tráfico de influencias de sus poderosos hermanos: el magistrado del Supremo Tribunal de Justicia de Tamaulipas, Hernán de la Garza Tamez y el Secretario de la Sedesol estatal Homero de la Garza.
          La historia del contratista fraudulento es larga.
          Muy larga.
          Tan larga como aviesa y productiva.
          El Congreso que trémulamente dirige Ramirito Ramos, tiene un grande reto frente a sí: explicar a la ciudadanía por qué existe tanto atraco con los recursos del pueblo.
          La tribu de la Garza Tamez, hasta eso: no es muy grande. 
          A contrapelo, son una tercia con amplio apetito.
          ¿A dónde van a recurrir para solicitar Justicia tanto y tanto agraviado por el trío, si uno de ellos es parte prominente del Supremo Tribunal de Justicia?..
          ¿Con quién van a recurrir los trabajadores inconformes para demandar justicia laboral, si el Secretario del Trabajo de Tamaulipas es tratado como subordinado por Homero de la Garza?..
          Justamente, ahí está la esencia del tráfico de influencias.
          Obligada tarea para el Congreso.
          Gratuita munición para la oposición.


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