Luis Pazos
Durante el siglo pasado los gobernadores eran seleccionados por el Presidente de la República.
La mayoría de sus acciones importantes las consultaban con Los “Pinos”.
Ninguno de los gobernantes priístas creía o tomaba en serio el que sus estados eran libres y soberanos.
Ahora, que el Presidente de la República no es de su partido, varios gobernadores se escudan en una Constitución que nunca cumplieron el siglo pasado para, en nombre de la soberanía y libertad, endeudarse y gastar sin rendir cuentas, tal como lo hacían los Presidentes de la República del siglo XX.
Cuando en el siglo pasado un gobernante era notoriamente “gastalón” y votaba dinero a diestra y siniestra, recibía un jalón de orejas del Presidente, quien le pedía discreción y límites razonables en lo que extraía de la hacienda pública para beneficio personal; pero ahora en estados donde el gobernador controla al Congreso local, compra a algunos miembros de otros partidos para alcanzar mayoría y mantiene callados con cañonazos de dinero a la mayoría de los medios de comunicación locales, se comportan igual o peor que bajo el presidencialismo del siglo pasado.
El endeudamiento llamado subnacional o de los estados, ya es un problema nacional. Del 2000 al 2010 los estados priístas fueron los que más incrementaron sus deudas. La deuda del Estado de Veracruz aumentó en un 77,771%; la del estado de México, en un 2,938%; la de Nayarit, en un 2,103%; la de Guerrero, gobernado por el PRD, se incrementó en 1,490% y el estado de Oaxaca, gobernado del 2000 al 2010 por el PRI, con un incremento de 1,104%.
Gran parte de los recursos provenientes de deuda y bursatilizaciones no se tradujeron en mejores niveles de vida para los ciudadanos de los estados que las contrataron; sin embargo, como los gobernadores de esos estados controlan tanto a las legislaciones locales como a los legisladores federales de su partido, la opacidad y el mal uso de los recursos provenientes de endeudamientos ha quedado en la impunidad.
