En juego la Estabilidad y Gobernabilidad
Todo indica que las elecciones del
2018 pueden ser las más pervertidas y desaseadas, pero eso sí, muy sofisticadas
por el uso de la avanzada tecnología que se utilizará para tratar de convencer
a la ciudadanía de su limpieza.
No se requiere ser experto en
prospectiva política para adelantar que eso puede llevarnos a una gravísima
situación de ingobernabilidad en el país, y que la violencia social podría
desbordarse y desatar lo que no queremos: ¡la brutal represión!
Es obvio que para el PRI-Gobierno de Peña
Nieto es muy, pero muy preocupante, perder la Presidencia de la República
porque muchos de sus funcionarios, incluidos varios del gabinete presidencial
legal y ampliado, perderían no solo el
poder que detentan y gran parte de las riquezas que han acumulado con sus
raterías, sino que se les escurriría grotescamente el honor con que se
maquillan, al ser encarcelados y procesados por los delitos que aún cometen, saqueando
a la Patria con total impunidad.
Como usted ya se percató, no solo se
habla de ex gobernadores ratas, ni de funcionarios de bajo y medio nivel. La
mira ciudadana contra los corruptos ya subió y está puesta en el círculo
presidencial.
Por eso mismo, en su reciente XXII Asamblea Nacional, los jerarcas
del PRI, Enrique Peña Nieto y su tocayo Enrique Ochoa, coincidieron en sus
arengas reiterando logros y concluyendo Peña Nieto con mucho orgullo y emoción
en su discurso de cierre del evento, que “los priistas somos factores de cambio
positivo, de prosperidad y de progreso para la sociedad mexicana”, y que “México
gana cuando gana el PRI”, pidiendo desde la tribuna a la audiencia “Demos todo
por México….por México….porque esa es la convicción del PRI”.
Pero ahí, en el Palacio de los
Deportes, entre los Delegados asistentes, se notaba que sus palabras no los
convencían. Al contrario, se soltaban muchos comentarios de desilusión,
incredulidad y desconfianza.
Tal vez por eso se registró la
inusitada rapidez con que salieron del enorme sitio.
Creo que el PRI-Gobierno para
mantener la Presidencia de la República y ganar sino la mayoría, sí una buena
parte de los cargos en disputa en las elecciones del 2018, deben cumplir
cabalmente con lo que han ofrecido:
1.- Proceder legalmente contra todos los
ex gobernantes y funcionarios corruptos que siguen siendo acusados
públicamente. El más reciente es Emilio Lozoya, ex director de Pemex.
2.- Cumplir fielmente con las reformas
estatutarias para las candidaturas de militantes y simpatizantes que son:
a).- Eliminación del requisito de 10 años
de afiliación partidista para aspirar a la candidatura presidencial que le abre
la puerta de par en par a José Antonio Meade.
b).- Cumplir con la prohibición del
“chapulineo” entre legisladores que a partir de éstas próximas elecciones ya no
podrán ser reelectos como diputados-senadores y viceversa como lo hacían, y
ahora tendrán que ganarse el cargo al que aspiren en las urnas.
c).-
Cumplir con 30% de candidaturas para jóvenes militantes y simpatizantes
externos –hombres y mujeres- y que las postulaciones totales se conformen con
paridad de género, es decir 50% de mujeres y 50% de hombres, cuidándose que no
se otorguen en Distritos perdedores.
d).- Cumplir con las 13 Obligaciones del
Código de Etica que básicamente exige no abusar del poder, servir al interés
general y ser honesto en la administración de los recursos públicos, en
cualquier nivel, municipal, estatal o federal. En pocas palabras, no ser ratero
ni abusivo porque no lo soportará el partido siendo la Comisión de Revisión de
Cuentas y Etica la que investigue y resuelva para remitirlas, según el caso, a
la Comisión Nacional de Justicia Partidaria que definirá las sanciones
correspondientes y tomar también medidas preventivas en caso de sospechas de
corrupción. (A ver si es cierto).
e).-Será
obligatorio para quienes aspiren a una candidatura para elección popular,
presentar su Declaración 3 de 3, es decir, patrimonial, fiscal y posible
conflicto de intereses.
f).- Se creó una Secretaría Anticorrupción
para limpiar la deteriorada imagen del PRI, la cual tendrá enlace directo con
el Sistema Nacional Anticorrupción para hacer que los candidatos priistas sean
corresponsables con su partido en la transparencia y rendición de cuentas. Se
sobreentiende que esto conlleva mecanismos para prevenir y abatir la corrupción
de militantes, candidatos y funcionarios públicos surgidos del Partido, aparte
de que se someterán a pruebas de confianza y hasta que sean investigados por
las autoridades competentes aquellos sobre quienes haya dudas.
Aunque la inmensa mayoría de los
mexicanos no lo cree, pues hasta ahora en éste gobierno de Peña Nieto se
mantiene la desconfianza por la inseguridad, corrupción e impunidad que nos
azota, el PRI con sus reformas estatutarias, se quiere convertir en el gran
filtro de la honestidad de sus candidatos para abatir así, la corrupción en el
poder político, según lo pregona su dirigencia.
Pienso que aún hay tiempo para
actuar, pero con decisión y firmeza, para fortalecer la gobernabilidad y
garantizar “la salvadora continuidad” para ellos. Y también creo que eso es lo
más conveniente para que puedan ganar las elecciones del 2018 y evitarse “daños
mayores”, con todo y los cochupos que se hagan.
¡Imagínese nada más el desgarriate en
la gobernabilidad y estabilidad del país si Andrés Manuel López Obrador les
arrebatara el triunfo y se convirtiera en Presidente de México!
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