domingo, 31 de enero de 2016

El Fogón

Balta: el síndrome del mal comienzo…
José Ángel Solorio Martínez
Enero 30/2016

          La salida de Baltasar Hinojosa Ochoa, como precandidato oficial del PRI al gobierno de Tamaulipas, fue errática, caótica y en falso. Ni las tres mil almas que se reunieron para vitorearlo en la sede del Comité Directivo Estatal de su organización, pudieron maquillar las fisuras y conflictos con los cuales inició su campaña interna. El escurrimiento de uno de los actores más potentes e influyentes, de la pugna priista por la candidatura –Enrique Cárdenas del Avellano-, dejó en claro que la operación cicatriz fue ineficaz y que la unidad por el momento no es la más sólida de las divisas del tricolor tamaulipeco.
          Lo peor: Cárdenas del Avellano entabla negociaciones con el Movimiento Ciudadano –cuyo gerente de la franquicia es su primo Gustavo Cárdenas Gutiérrez- para ir en fórmula con él como candidato a diputado local, en busca de la alcaldía capitalina que ya un tiempo gobernaron ambos.
          ¿Qué pasó con los negociadores de Balta?..
          ¿Qué ocurrió con Enrique?..
          Más: 
          ¿Qué está tramando Alejandro Etienne Llano y su grupo?
          (Etienne, es otra piedra en el zapato de Baltasar. Como Enrique, no quedó conforme con la mecánica de la postulación del matamorense. Ya casi como candidato oficial Hinojosa Ochoa, tuvo que sufrir el amago del alcalde victorense de registrarse en la Convención para confrontar la propuesta del CEN del PRI. Sólo la mano dura del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, impidió que el edil capitalino llevara a cabo su decisión que hubiera colapsado el proceso. Horas antes del registro de Balta, iba a solicitar permiso al Cabildo para competir).
          El PRI, en la historia contemporánea tamaulipeca, nunca había tenido un candidato tan lastimado y tan fracturado como Balta. Al interior y al exterior del institucional –afuera del tricolor, las acusaciones de narco-político aún no se apagan-. Ni siquiera Américo Villarreal Guerra que vivió una desgastante lucha contra el reynosense Manuel Garza González, llegó a la contienda tan erosionado.
          (Hace seis años, el doctor Rodolfo Torre Cantú sintió la férrea oposición de Oscar Luebbert Gutiérrez. Pero el asunto no se desbordó. El gobernador Eugenio Hernández Flores, negoció a tiempo con el reynosense y si bien no quedó del todo contento, no obstaculizó el proceso ni se precipitó a otros partidos ni a otros designios. En suma: Rodolfo llegó un tanto internamente cuestionado, pero el agua no llegó al río; y el PRI, pudo salir a flote aún con ese pequeño diferendo).
          La actitud rupturista de la familia Cárdenas, complica un escenario ya de por sí, cuesta arriba para el tricolor que enfrenta a un PAN con una clientela electoral oscilante entre los 300 y 500 mil votos en la entidad.
          Análisis conservadores, estiman en casi 100 mil sufragios los que Gustavo y Enrique, pueden llevar a las alforjas del Movimiento Ciudadano. Más claro: esa oferta puede menguar la cosecha electoral del PRI y ponerlo a un tris de la derrota.
          Balta debe dejar atrás los nervios, que le heredó la contienda interna. Se ve, confundido, paralizado, sin la mano izquierda que muchos le conocían. Hasta ahora, no ha podido -o no ha querido-, sumar. No entendió el mensaje de su dirigente nacional, Manlio Fabio Beltrones: Unidad en la inclusión. La unidad es la suma de voluntades; la inclusión, es la incorporación de propuestas, ideas y personalidades a un proyecto.
          Ni una cosa, ni la otra.
          (Al menos es lo que denota la irritación patente en Etienne y en Enrique).
          El doctor Pedro Alonso Pérez, acaba de poner en circulación su más reciente trabajo historiográfico. Pone en claro, que la alternancia en los ayuntamientos tamaulipecos, en mucho fue generada por la inconformidad del priismo y el disgusto social por los malos gobiernos priistas.
          ¿Podrá Balta, superar el síndrome del mal comienzo?.

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