martes, 17 de noviembre de 2015

El Fogón

El beso del diablo…
José Ángel Solorio Martínez
El único ex gobernador tamaulipeco que sigue operando políticamente en Tamaulipas, es Eugenio Hernández Flores. Los restantes: Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington Ruvalcaba y Enrique Cárdenas González, se han mantenido al margen de cualquier contienda por la autoridad en la región.

    Cavazos Lerma, optó por amurallarse en su poltrona del Senado de la república. Yarrington Ruvalcaba, anda huyendo de la justicia norteamericana y es buscado en más de 120 países por la INTERPOL, y Cárdenas González con una salud precaria producto de la edad se ha recluido en su domicilio de Ciudad Victoria.
Sólo Geño, anda en campaña.


     Ha lanzado a sus alfiles, al lado de los precandidatos que asume pueden llegar al gobierno de Tamaulipas.
     Envió a Mario Ruiz Pachuca, con Alejandro Etienne Llano.
Colocó a Ricardo Gamundi Rosas, con Marco Antonio Bernal Gutiérrez 
    Y está lanzando guiños, para meter operadores con Baltasar Hinojosa Ochoa.
Hernández Flores, está en el camino incorrecto. Cierto: giró kilos y kilos de dólares a la campaña presidencial del PRI. Pero esa acción, no es suficiente como para frenar la naturaleza de un presidencialismo que se esfuerza por ampliarse y expresarse en las regiones del país.
    Es muy complicado que Eugenio, tenga capacidad de maniobra en la sucesión gubernamental de Tamaulipas. No es el momento, de su reaparición; ni es la hora, de que intente actuar como factor protagónico en la coyuntura local.
     Los más recientes señalamientos de la justicia norteamericana generados por la información de una ex funcionaria bancaria reynosense, parece estar en ese sentido. En los corrillos de los jueces norteamericanos, se escurre la especie de que uno de los políticos tamaulipecos que más dólares envió al extranjero fue el ex gobernador Hernández Flores.
     De otra forma: parecería un llamado de las fuerzas centrales para que los actores locales se mantengan discretamente al margen. 
    Más claro: la Federación, no quiere que en la comarca se manifieste –aún, en estado larvario- un cacicazgo que es la antítesis –y un riesgo- de cualquier tipo de presidencialismo.
    En ese sentido, Eugenio en estos momentos representa el beso del diablo.
    Con su presencia y su equipo trabajando para descarrilar la opinión presidencial en los asuntos de la sucesión gubernamental en Tamaulipas se ubica no al lado del PRI y de su líder real, se instala en la línea de fuego y en el espacio de conflicto en que el hace unos meses se puso la ex dirigente de los trabajadores de la educación, Elba Esther Gordillo. 
    ¿Qué es lo que motiva a un político que ya fue gobernador, y que se presume posee una fortuna de más de 10 mil millones de pesos intente reasumir al poder?..
    ¿Qué lo hace regresar a enfrentar peligros y contingencias innecesarias?..
    Ciertamente: la justica mexicana, le giró un salvoconducto. No tiene, un solo cuestionamiento por parte de los tribunales nacionales. Aquí, es un hombre sin mancha. El asunto está en USA. El problema, son los millones y millones que transfirió ilegalmente.
    El futuro de Geño, no parece diferente al de Yarrington.
     El matamorense, cayó de la gracia de la clase política nacional cuando se enfrentó a uno de los políticos más poderosos e influyentes del país: Arturo Montiel. (Se comenta, que hasta a los golpes llegó ese diferendo).
    Geño, está en la ruta de la confrontación. Insiste en mover la balanza a su favor y no en el de su partido. Presiona –a su juicio con prudencia e inteligencia- a los factores nacionales para cogobernar otros seis años.
    Eugenio es más osado que Tomás. Éste, encaró a un hombre que luego sería tío del Presidente; aquel, está desafiando al Presidente.
    La telenovela de Yarringon, ya sabemos como acabó. 
    El melodrama de Geño, está en marcha…

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