lunes, 18 de agosto de 2014

La futura Anderson and Clayton

El  Fogón
José Ángel Solorio Martínez

Agosto 17  2014

           La región norte de Tamaulipas ha vivido, tres explosiones económicas: el boom algodonero –década de los 50-, la detonación de la industria maquiladora –en los años 60- y la bonanza granera – desde los 70 hasta los 90-. Estos períodos de riqueza social, dejó grandes experiencias y lecciones: la prosperidad de las regiones, es temporal; sus secuelas sociales pueden ser perniciosas y la sociedad productiva y el Estado, atónitos por las lluvias de circulante han sido incapaces de planear a futuro.
           El oro verde, dejó grandes beneficios. Gigantescas fortunas, se construyeron con las fabulosas ganancias dejadas por ese cultivo. Sobre todo, la trasnacional gringa  Anderson and Clayton;  esta compañía, rentaba y financiaba miles de hectáreas para la producción de fibra y aceite.
           La sonriente economía, atrajo a miles de migrantes de La Laguna que se incorporaban fácilmente a la economía de la comarca. Por una razón esencial: conocían perfectamente la siembra y la cosecha del algodonero.
          No hubo tiempo más dineroso para los agricultores, que el del algodón.
           Me contó alguna vez Severiano Ponce –que como profesor rural, tuvo derecho a una parcela ejidal-:
           -Fue una economía de locura. Con estos ojos, vi a campesinos encender cigarros con billetes de a peso y de cinco pesos como tizones…-.
           El colapso vino, cuando la demanda mundial de fibra se vino abajo. La Anderson and Clayton, se marchó. Dejó la frontera, sembrada de inservible infraestructura: monumentales despepitadoras y desfibradoras. Y tras de sí: a miles y miles de obreros agrícolas en el desconcierto y en el desempleo. En tanto, miles de agricultores, quedaron con los bolsillos vacíos.
           Tras el crac del algodonero, ante el problema de los connacionales repatriados por Estados Unidos el gobierno federal mexicano instrumentó un proyecto paliativo a las crisis que en la frontera norte podrían prohijar ese fenómeno: la industria maquiladora. Su expansión resultó un fenómeno económico y una medida salvadora en el norte del país que empezaba a visualizar tensiones sociales por las dinámicas migratorias. El inicio fue el paraíso: salarios decorosos y polos de desarrollo halagadores.
           Los problemas para los trabajadores y las empresas periféricas que soportan la producción de la industria maquiladora, empezaron cuando los asiáticos y su modo de producción inhumano, metieron tensión al precio de la mano de obra de esas empresas en el contexto internacional.
           La maquila, no se ha ido. Y no lo ha hecho, por el paraíso fiscal y laboral en el cual está. Pero encontró una solución ventajosa para sí: dejó caer los precios reales de la mano de obra.
           Cuando la maquila iba en declinación, llegó otra etapa dorada: la boyante economía granera. La región llegó a ser conocida como el Granero de México. Millones de toneladas de sorgo y maíz de Tamaulipas se sumaban al mercado nacional. Hasta que llegó el Tratado de Libre Comercio.
           El TLC –vendido como la fórmula mágica para salvar de las crisis al país- aplastó la felicidad de los agricultores. El sorgo norteamericano entró al mercado nacional a 70 dólares en tanto en el país se ofrecía en casi el doble.
           Los productores, operan en quiebra técnica.
           El gobierno, hoy nos vende otro espejismo: el boom petrolero que viene.
           Seguramente, la Oil Petroleum Company del futuro…
            …será la Anderson and Clayton del pasado.

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