El Fogón
José Ángel Solorio
Martínez
Agosto 17 2014
La región norte de Tamaulipas ha
vivido, tres explosiones económicas: el boom algodonero –década de los 50-, la
detonación de la industria maquiladora –en los años 60- y la bonanza granera –
desde los 70 hasta los 90-. Estos períodos de riqueza social, dejó grandes
experiencias y lecciones: la prosperidad de las regiones, es temporal; sus
secuelas sociales pueden ser perniciosas y la sociedad productiva y el Estado,
atónitos por las lluvias de circulante han sido incapaces de planear a futuro.
El oro verde, dejó grandes
beneficios. Gigantescas fortunas, se construyeron con las fabulosas ganancias
dejadas por ese cultivo. Sobre todo, la trasnacional gringa Anderson and Clayton; esta compañía, rentaba y financiaba miles de
hectáreas para la producción de fibra y aceite.
La sonriente economía, atrajo a
miles de migrantes de La Laguna que se incorporaban fácilmente a la economía de
la comarca. Por una razón esencial: conocían perfectamente la siembra y la
cosecha del algodonero.
No hubo tiempo más dineroso para los
agricultores, que el del algodón.
Me contó alguna vez Severiano Ponce
–que como profesor rural, tuvo derecho a una parcela ejidal-:
-Fue una economía de locura. Con
estos ojos, vi a campesinos encender cigarros con billetes de a peso y de cinco
pesos como tizones…-.
El colapso vino, cuando la demanda
mundial de fibra se vino abajo. La Anderson and Clayton, se marchó. Dejó la
frontera, sembrada de inservible infraestructura: monumentales despepitadoras y
desfibradoras. Y tras de sí: a miles y miles de obreros agrícolas en el
desconcierto y en el desempleo. En tanto, miles de agricultores, quedaron con
los bolsillos vacíos.
Tras el crac del algodonero, ante el
problema de los connacionales repatriados por Estados Unidos el gobierno
federal mexicano instrumentó un proyecto paliativo a las crisis que en la
frontera norte podrían prohijar ese fenómeno: la industria maquiladora. Su
expansión resultó un fenómeno económico y una medida salvadora en el norte del
país que empezaba a visualizar tensiones sociales por las dinámicas
migratorias. El inicio fue el paraíso: salarios decorosos y polos de desarrollo
halagadores.
Los problemas para los trabajadores
y las empresas periféricas que soportan la producción de la industria
maquiladora, empezaron cuando los asiáticos y su modo de producción inhumano,
metieron tensión al precio de la mano de obra de esas empresas en el contexto
internacional.
La maquila, no se ha ido. Y no lo ha
hecho, por el paraíso fiscal y laboral en el cual está. Pero encontró una
solución ventajosa para sí: dejó caer los precios reales de la mano de obra.
Cuando la maquila iba en
declinación, llegó otra etapa dorada: la boyante economía granera. La región
llegó a ser conocida como el Granero de México. Millones de toneladas de sorgo
y maíz de Tamaulipas se sumaban al mercado nacional. Hasta que llegó el Tratado
de Libre Comercio.
El TLC –vendido como la fórmula
mágica para salvar de las crisis al país- aplastó la felicidad de los
agricultores. El sorgo norteamericano entró al mercado nacional a 70 dólares en
tanto en el país se ofrecía en casi el doble.
Los productores, operan en quiebra
técnica.
El gobierno, hoy nos vende otro
espejismo: el boom petrolero que viene.
Seguramente, la Oil Petroleum
Company del futuro…
…será la Anderson and Clayton del pasado.
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