jueves, 5 de junio de 2014

El MT y Betico

Polvorín
José Ángel Solorio Martinez
Junio 03 2014
           Movimiento Territorial de Tamaulipas (MT) –una de las vertientes sociales más vigorosas y dinámicas del PRI en la región-, cambiará de dirigente.
           Deja el cargo, tras largos años de ostentarlo con signos batalladores y significativos, el diputado Heriberto Ruiz Tijerina.
           El legislador, -un hombre de la cultura del esfuerzo- se marcha a sus tareas parlamentarias.
          Llega un hombre del sistema. Delineado por los flujos y reflujos de una clase política pútrida, Humberto Valdez Richaud regresa a los primeros planos de la diputa priista luego de ser parte de aquella estructura fétida. Secretario particular y compadre de Tomás Yarrington, deberá remontar esas pasadas cercanías que le dieron fama y fortuna y que hoy lo ubican como parte de un grupo de poder en declinación, en retirada.
El Betico –como se conoce a Valdez Richaud- sacó de la chistera la dirigencia del MT tamaulipeco. Operó como delegado en Madero y no lo hizo mal.
           De una campaña por la alcaldía en picada, el ex alcalde reynosense remontó para hacer ganar a un candidato que inició con los más funestos augurios.
           Valdez Richaud, es un sujeto que disfruta la política.
           La destreza en el chiste fácil, espontáneo e ingenioso ha sido su principal herramienta para ascender en la escala burocrática.
           No es lo que se dice, un líder. Ha sido más bien, un periférico de los dirigentes y gobernantes priistas. Su experiencia con las urnas no han sido del todo felices. Perdió la alcaldía cuando su compadre Yarrington entregó la plaza a los panistas en una concertacesión con los rapaces entenados de Vicente Fox.
           Fue algo así como la ley de la compensación: años antes, su compadre le había regalado la alcaldía al cobrar afrentas impublicables a Gerardo Higareda que terminaron en su destitución y persecución judicial.
           Ni siquiera un secuestro, quitó la sonrisa al Bético.
           A decir de los militantes, desean que el MT siga por el camino protagónico -y algunas veces áspero- que le ha caracterizado en los últimos años.
           Lo menos que aspiran, es ver a su organización como una sucursal de Guerra de Chistes…




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