lunes, 17 de noviembre de 2014

La Alternancia Inconclusa

El Fogón
José Angel Solorio Martínez
Noviembre 17/ 2014
           La alternancia en Tamaulipas en los Ayuntamientos, tiene una larga historia. Desde los años 70 as, el Pichi San Pedro en Tampico abrio con cierta reserva ese fenómeno al amparo de un Partido Popular Socialista (PPS) inexistente  en la región, pero que solícito y raudo entrego sus privilegios electorales a un priista. Desde ese lejano 1972, la entidad entró en un proceso de aceptación de gobiernos cuyo origen partidista era diferente. Terminó de esa forma, la hegemonía del partido de estado.
           Tres años más tarde -1975-, la ruta de la alternancia se consolidó. Ganó la alcaldía de Nuevo Laredo, Carlos Enrique Cantú Rosas bajo el amparo de unas siglas un tanto viscosas: el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM). Este abogado, también procedía del PRI. Se había destacado como líder de algún sector del tricolor en esa ciudad. Bajo ese mismo impulso Jorge Cárdenas en 1981, llegó a la alcaldía de Matamoros con el soporte de una coalición entre el PARM, PAN, y PCM.
           Cárdenas González, también ostentó orígenes priistas.
            En los años noventas, irrumpió el PRD en el escenario regional. Su mayor soporte: el movimiento petrolero encabezado por Joaquín Hernández Galicia.
           Convierten en un santuario perredista ciudad Madero.
           Lo mismo: ese especial PRD, alojó en su seno segmentos destacados del priismo quinista que enfadados con el PRI por su cruel trato dado a su dirigente –cárcel y persecución- optaron por la ruptura y se marcharon a la oposición.
           Por tres ocasiones consecutivas, el PRD y la Quina derrotan al PRI y casi se escrituran la alcaldía.
           Por esas fechas, -y algunos años más tarde- también el PAN consolidó sus simpatías ciudadanas y obtuvo varias importantes alcaldías: Tampico, Reynosa, Matamoros, Río Bravo y Miguel Alemán.
           Buena parte de esa potencia opositora, fue producto de los escurrimientos de priistas irritados. Ya por una causa, ya por otra.
           En sentido estricto de siglas, gobernó el PPS, PARM, PAN, y el PRD.
           En una orientación real: la mayor de las veces administró los ayuntamientos una renegada clase política priista.
           Esa circunstancia, abortó una alternancia eficaz y canceló la posibilidad de la transición democrática en el ayuntamiento tamaulipeco.
          ¿Qué pasó con los Cabildos del PPS, PARM, PAN y PRD?..
          ¿Por qué se colapsó el proceso de alternancia?..
          ¿Y la transición democrática en el ayuntamiento de la región?..
           ¿Fue ese tiempo histórico, un avance o un retroceso en el proceso de la democratización de la vida pública tamaulipeca?..
           El trayecto de la alternancia, fue obstruido por los mismos actores que la empujaron. La alternancia, no es sólo el cambio de partido en los cargos de autoridad y de gobierno. La alternancia, significa cambios sustanciales en los proyectos de gobierno; es diferencia, en la forma de ejercer la autoridad. En Tamaulipas, el PPS, PARM, PAN y PRD gobernaron exactamente como lo ha hecho el PRI durante casi una centuria.
           Los ayuntamientos de la alternancia no lo fueron tanto.
            Persistieron en la práctica de manejo patrimonial del presupuesto; dieron prioridad a sus familias, en la entrega de canonjías; y gobernaron tan autoritariamente, como el PRI más rancio.
           Uno de los ejemplos más fehacientes del Tamaulipas de la alternancia inconclusa, es el ayuntamiento de Matamoros, Tamaulipas. Desde el Secretario de la Sedesol, Luis Biasi –evidente paradigma del oscuro empresario fronterizo: tiene incuantificables fortunas e inexplicables sociedades- hasta el Contralor del municipio, Rodolfo Simón Hernández Piña, muestran la similitud y hermandad de los gobiernos panistas con los gobiernos priistas.
           El asunto de los mexicoamericanos inmolados, es otro ingrediente que exhibe el ejercicio de autoridad de una alcaldesa que parece perder el juicio cada día. Su figura, ya no es la de una dama que con temple asumió el cargo. Hoy se asemeja a esos pequeños tiranos bananeros, que sueñan con un reino perenne.
           Lety Salazar, la tenía y la dejó ir.
            Su sociedad y asociación con los factores más venenosos de Matamoros, le hicieron perder el rumbo de la alternancia y de su éxito futuro. Algo tienen en común, muchos de los políticos matamorenses: un pié en la cárcel.
           Ya lo dijo el galeno: lo mismo…
            …pero más barato.

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