Polvorín
José Ángel Solorio Martinez
Julio 11 2014
Los Coordinadores del PAN
Los alcaldes de las ocho principales
ciudades de Tamaulipas, -sean del PRI o del PAN- tienen sobre sus hombros la
tarea de hacer buenos gobiernos para apuntalar a los candidatos a las
diputaciones federales del partido que los arropó y en parte los hizo llegar a
las alcaldías.
Las esquinas del norte de
Tamaulipas, son de filiación panista. (O al menos así se ostentan Leticia
Salazar y Carlos Cantú Rosas, de Matamoros y Nuevo Laredo).
El resto de los Ayuntamientos están gobernados por el PRI.
El resto de los Ayuntamientos están gobernados por el PRI.
El PRD y demás agrupaciones, son
entelequias.
A la distancia se ve que los
panistas están desplegando más o menos bien su trabajo.
Han mantenido la paz interna dentro
de su partido en sus feudos; reciben recursos en proporciones muy saludables
para la obra pública y los servicios, y han mantenido un liderazgo social aceptable.
Se infiere: los correligionarios de
Cantú Rosas y Leticia están a gusto.
Circunstancia diferente son los alcaldes del PRI. Acaso uno se salve. Los demás, se han dedicado a separarse de los grupos de poder locales que los auxiliaron para convertirse en gobierno y les vale más que un pepino la elección federal que viene.
Circunstancia diferente son los alcaldes del PRI. Acaso uno se salve. Los demás, se han dedicado a separarse de los grupos de poder locales que los auxiliaron para convertirse en gobierno y les vale más que un pepino la elección federal que viene.
Dos de los más prominentes alcaldes
priistas valemadristas son Gustavo Torres Salinas y Alejandro Etienne Llano.
El primero, trae una serie de
disensos en el puerto que resulta a estas alturas un pasivo para el partido que
lo postuló; y el segundo, ha abandonado su ejercicio de gobierno para andar en
campaña para la gubernatura en municipios como Jaumave, Mante y Matamoros.
Tanto Torres Salinas como Etienne
Llano, están arrasando con la base social del institucional. El PAN, ya tiene
coordinadores de sus campañas: el cara de piedra y el enano del mal…
EDITORIAL DE
José Ángel
Solorio Martínez
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