sábado, 25 de junio de 2016

Lo que Sigue

Abrimos la semana con la renuncia de Manlio Fabio Beltrones Rivera a la presidencia del CEN del PRI

Ivonne Ortega Pacheco
Junio 24/2016 
        Abrimos la semana con la renuncia de Manlio Fabio Beltrones Rivera a la presidencia del CEN del PRI, un anuncio que, en el contexto de la sesión de la Comisión Política Permanente del partido, impactó a la vida política nacional: de ese tamaño es la importancia del PRI en el acontecer mexicano pero también de ese nivel es la talla de quien fuera amigo personal de Luis Donaldo Colosio.              
          A la par que los trágicos y lamentables sucesos de Oaxaca (que igualmente serán motivo de análisis para una servidora), las noticias en los medios tradicionales y la conversación en redes sociales se enfocan en un tema: ¿qué es lo que sigue para el PRI?
       Sin lugar a dudas es una cuestión válida e interesante de abordar, pero me parece que la discusión debe ser más amplia, pues a la luz de los resultados electorales recientes, la pregunta debe ser: ¿qué es lo que sigue para el sistema político mexicano?
          En las elecciones del 5 de junio pasado todos los partidos tuvieron derrotas y todos tuvieron victorias. Ahí donde hubo resultados cerrados, también hubo voto diferenciado y los gobiernos entrantes no tendrán mayoría en los Congresos locales.
          ¿Se contradice el electorado? De ninguna manera: lanza un mensaje fuerte y claro porque incluye en su decisión factores como el desempeño de los gobiernos, la calidad de vida alcanzada en un sexenio, la personalidad y proyecto de candidatas y candidatos, y un sentido de equilibrio bien perfilado: en México la ciudadanía piensa detenidamente antes de votar. Y eso es más que positivo.
          Así que lo que sigue es entender ese mensaje y aprender la lección. Esa es la premisa que habrán de seguir no sólo el PRI y su dirigencia sino todos los partidos y todos los actores políticos de este país si no queremos ser totalmente rebasados por la realidad social, que desde hace años va muy por delante de quienes nos dedicamos al servicio público.
          Se ve bonita la publicidad en la que los dirigentes saludan impecablemente vestidos, pero hay que salir a la calle no a tomarse la foto sino a trabajar: escuchar de verdad a la gente y tomar nota de sus reclamos y de sus sugerencias. Tan relevante es la opinión de los académicos como la de las amas de casa y los artesanos, la de los científicos y la de los obreros y campesinos, la de los investigadores y la de los estudiantes y jóvenes. Hay que acercarse a quienes viven los problemas a diario para saber de qué se trata esto que a veces en automático llamamos servicio público.
          El PRI debe y puede seguir su ruta hacia la renovación de su dirigencia, y de hecho la prelación estatutaria ha hecho recaer en Carolina Monroy la presidencia provisional del CEN. Tocará a su Consejo Político Nacional analizar el perfil que se requiere en estos momentos para encauzar sus trabajos.
          Pero para quienes nos interesa el futuro del país, la primera parada en el camino hacia el 2018 es la revisión y el replanteamiento de estrategias y objetivos ante el mensaje ciudadano del 5 de junio pasado. Y esto aplica a todos los partidos y aspirantes a la presidencia, a las gubernaturas, senaduría,  a las diputaciones locales y federales, a las alcaldías y sindicaturas, a las delegaciones.
          Esta revisión, esta transformación de la forma de hacer política para acercarnos a la gente y sus problemas con el fin de resolverlos efectivamente y cumplir el compromiso del servicio público ha de ser prioridad, con independencia de cualquier otro proceso. Esa es mi convicción

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