El Fogón
José Angel Solorio Martínez
Enero 23 2016
Con el registro de los precandidatos priistas
de los distritos I, III, VI y VII –con cabeceras en Nuevo Laredo, Río Bravo,
Mante y Madero, se cierra el ciclo del año electoral 2015, y se abre el período
–en tiempos políticos, no jurídicos- del 2016. La presencia de esta cuarteta,
tiene muchos significados en el escenario estatal. Son dos, elementos políticos
emergentes y dos, sujetos políticos declinantes.
Edgar Melhem Salinas y Alejandro Guevara Cobos, son actores que están
jugando el rol de renovadores de una clase política tricolor, diezmada por
diversas causas. Tanto la chica de Nuevo Laredo, como Edras Romero, son actores
declinantes en el paisaje sociopolítico regional. La nuevolaredense, porque
nació con la derrota a cuestas; el petrolero, porque representa un sindicalismo
en retroceso y en descomposición que lo distancia de proyectos de mayor
amplitud en la entidad.
La tragedia de Edras y de Abdalá, es que ni el triunfo los pone en el
camino del crecimiento. Ambos, son parte de las élites tamaulipecas en proceso
de desmantelamiento. Más el alcalde de Madero, que la dama de Nuevo Laredo;
pero el final para ambos será idéntico: este proceso electoral, los
desaparecerá de la vida pública estatal. (Si Edras gana, se incorporará a las
tareas del Congreso y de su Sindicato por lo que será remoto que siga
ejerciendo influencia en la región; si pierde, peor…)
Las canicas las traen en el bolsillo Melhem y Guevara Cobos.
Ambos, lo demostraron en sus actos de registro. Al riobravense lo
cuerpearon casi un millar de seguidores y parte de la clase política de su
distrito. El mantense, mostró potencia y fortaleza: fue acompañado al registro
por más de 3 mil correligionarios y por lo más relevante de la clase política y
empresarial de Tamaulipas. Edgar convocó a un núcleo social muy destacado de su
complicado distrito; Alejandro, cohesionó a la mayoría de los capitanes de
empresa del sur y norte del estado y a una amplia gama de políticos del centro
tamaulipeco.
Edgar, salió con ganas de ganar su distrito.
Alejandro apareció con ímpetus y la vista puesta en el 15, pero con el
ojo en el 2016.
La eclosión de estos factores emergentes, -me parece, sin que ello fuera
parte de un plan- liquidó las pocas esperanzas de otro aspirante al 2016: Marco
Antonio Bernal Gutiérrez.
¿Y eso..?
Por una razón: Edgar y familia ya tomaron su propio camino. Creen –con
justa razón- que el riobravense puede entrar a la final del 2016. Es decir: ya
no tienen por qué jugar con otro precandidato. Para decirlo más claro: Bernal
Gutiérrez, perdió un conglomerado aliado. (Los Melhem han jugado con Bernal en
todas sus intentonas anteriores por ser gobernador de Tamaulipas).
La otra explicación del derrumbe de Bernal: A Guevara Cobos, lo acompañó
casi el 100 por ciento de los cuadros empresariales y políticos que en sus
incursiones pasadas aparecieron al lado del matamorense apuntalándolo para la
gubernatura. Representantes de la vigorosa estirpe tampiqueña Garza Cantú como
el diputado Rigoberto Garza Faz, la diputada Amira Gómez, el transportista
Fernando Barrera, el ex rector Humberto Filizola Haces, Álvaro Villanueva y su
hermano Jesús, Heriberto Deándar Robinson y otros ciudadanos de Matamoros y
Nuevo Laredo, que en el pasado apostaron por Bernal Gutiérrez, aparecieron como
aliados de Guevara Cobos.
En otras palabras: el aspirante matamorense quedó reducido a polvo por
el par emergente. Tanto Edgar como Alejandro, en un tris, convirtieron a Bernal
Gutiérrez, en un actor declinante en un Tamaulipas trepidante y de escenarios
tan veloces como alucinantes.
¿Quién le tenderá puentes a Marco Antonio?.. Muy pocos. Poquísimos. Ya
la inmensa mayoría tomó posiciones.
En términos generacionales, Edgar y Alejandro, han dejado atrás a varios
actores que por su actitud y operación en la arena política estatal, se
muestran desfasados. Edras, Paloma y Bernal, representan en el Tamaulipas del
2016, lo que pudo ser. El mantense y el riobravense, caminan y se exhiben como
lo que puede ser. Parafraseando a Wilfredo Pareto: la reproducción de las
élites es un proceso natural y obligado para el dominio en las estructuras
políticas y económicas.
El 2015, ya está definido en su primer lapso.
El 7 de junio, no sólo concluirá como etapa sociopolítica del 2015.
Abrirá también, la caja de los demonios del 2016.
Mostrará, al mismo tiempo, el acelerado envejecimiento –esencialmente
político- de tres personajes que dejaron atrás sus tiempos de gloria: Paloma
Guillén, Edras Romero y Marco Antonio Bernal…
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