domingo, 20 de abril de 2014

¿Y… las mujeres priistas?

El Fogón
José Ángel Solorio Martínez
           El desmantelamiento de la estructura tradicional de poder del PRI en Tamaulipas –el encono del gobernador contra el priismo por considerarlo responsable de la muerte de Rodolfo Torre Cantú-; el impacto atomizador, de la violencia en la región –casi el 50 por ciento de la clase política del estado emigró por el temor-; el escaso interés oficial, por aportar instituciones para el despliegue de los talentos de la mujer –años sin nombrar a la responsable del Instituto tamaulipeco de la Mujer y el poco empaque de líder del Presidente del Comité Directivo Estatal del tricolor, Rafael González Benavides han convertido en un fenomenal reto –para el institucional y el gobierno local- la disputa de las 8 diputaciones federales de la entidad.
           (Algunas opiniones acuciosas, exponen que el asunto de equidad de género es a nivel nacional. Argumento un tanto desfasado. O sea –dicen-: que en Tamaulipas pueden ser 6 y 2. Es posible, pero poco probable. Trastocaría a otras regiones. Y desequilibraría la geografía tamaulipeca; por una razón: las mujeres tienen la expectativa de que la equidad deben palparla en su terruño, no en los ajenos. En otras palabras: cualquier opción que no proporcione equidad a las entidades, resultaría contraproducente para cualquier partido, e impactaría negativamente en el sistema político de la comarca).
Bajo esas circunstancias…
           ¿De dónde sacar las 4 candidatas –obligación de la Ley- de nivel competitivo, para enfrentar a unas oposiciones crecientes y combativas en la región?..
           ¿Alcanzará el tiempo para preparar cuadros femeniles con perfil ganador, a un año de iniciar la campaña electoral?..
           En el contexto estatal, el priismo apenas posee dos féminas que podrían jugar el rol de candidatas vigorosas: en Reynosa, María Camargo y en Madero-Altamira a Griselda Carrillo. Y con una acotación: serían excelentes opciones para el PRI, pero sufrirían para sacar el triunfo a un panismo reynosense y Altamira-maderense muy sólido y con candidatas que ganan más por el fatal escenario sobre el cual navega el tricolor que por su estructura o su carisma.
           En síntesis: sólo los distritos II y VII estarían –con recato- a buen recaudo.
El distrito I –cabecera Nuevo Laredo- es un páramo para el PRI. Apenas asoma la ex diputada local María Alvarado Monroy. Exitosa agente aduanal. Ex líder del ONMPRI y cuadro del Movimiento Territorial en el CDE. Su crecimiento político ha sido frustrado por el grupo de metrosexuales formado por Horacio Garza, Ramón Garza y Carlos Cantú Rosas. Por alguna razón, esta tríada abomina a las mujeres.
           Está fuera de duda, la capacidad política de Alvarado Monroy. Es el mejor cuadro femenil priista en esa esquina del estado. Pero no le da, para accionar como una candidata competitiva.
           El III distrito –cabecera Río Bravo- apenas están en proceso de crecimiento político las damas. En la cabecera apenas dos mujeres despuntan: Copitzi Hernández y Verónica Serna Gallardo. La primera, tiene perfil para tareas muy menores; la segunda, se insertó en el CDE del PRI lo que la convierte en ajena al proceso distrital, al menos como candidata.
           (Tan desangrada se ve la clase política femenil de Río Bravo, que el candidato –o candidata- podría salir del sur de Reynosa...)
           En el IV distrito, –cabecera Matamoros- la última elección local inhumó a los cuadros femeniles priistas. Resultó más poderosa la presencia femenil azul. Yanín García y otras, quedaron echas polvo.
           El V distrito –cabecera Victoria- está igual de anémico que la frontera. Una dama, garantizaría para el tricolor entregar la plaza.
           El VI distrito –cabecera en Mante- está tan desierto que hasta en la postulación de Libertad García Cabriales –conocida en el sub mundo de la política como la Reyna de la Basura- están pensando los priistas. No se vislumbra una sola mujer, como para darle un triunfo al PRI en varios centenares de kilómetros a la redonda.
           En el VII –cabecera Tampico- lo mismo. No se percibe talento ni presencia. Acaso Paloma Guillén Vicente, sea la única carta para jugar con posibilidades. Sólo que parece estar muy cómoda, como Sub secretaria de Gobernación.
           El más nervioso, sin duda, es el comandante en jefe –el auténtico- del PRI tamaulipeco.
           Se juega todo, en la última apuesta en la que tendrá cartas en mano…

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