miércoles, 22 de febrero de 2017

El Fogón

Jose Angel Solorio
Martinez
El viejo e intocado régimen…
          El viejo sistema político sigue en agonía, pero no muerto. El 5 de junio del 2016, pudo ser el inicio del desmantelamiento del viejo régimen. Pudo, pero no se quiso. Los residuos de aquella estructura, gozan de plena salud y sus monumentales fortunas mal habidas, siguen siendo el soporte de su moral y de su actividad política en Tamaulipas.
          Los ex gobernadores, siguen extendiendo su presencia y su acción, en el tejido de autoridad en la región. Delegaciones federales en manos de familiares y amigos de Eugenio Hernández Flores y de Egidio Torre Cantú son el innegable poder que aún usufructúan esas perversiones del viejo régimen.
          Y no se diga en muchos ayuntamientos –tanto del PRI como del PAN- en donde se enquistaron ya como asesores y como representantes en los Cabildos los personeros de aquel par de negra fama pública.
          Uno de los mas consistentes socios de esa dupla, es Manuel Muñoz Cano. Cobra como asesor, de varios ayuntamientos tamaulipecos: Matamoros, Ciudad Victoria y Tampico, son sus clientes, o más bien sus víctimas.
          Cada quincena, cobra en esos sitios 70 mil pesos mensuales más la compensación que hace un ingreso de 150 mil pesos en cada ciudad.
          ¿Aporta algo sustancial el licenciado Muñoz Cano a Matamoros, Victoria o Tampico?..
          Nada que se sepa.
          Ni siquiera es para hacerse presente en esos lugares.
          Se le paga vía depósito bancario.
          Algunos alcaldes, aceptaron ponerlo en la nómina ante el amago de que es propuesta del ex gobernador Eugenio Hernández.
          Otro sujeto que sigue en el erario a pesar del cuantioso quebranto que realizó en el área de comunicación social de la administración geñista, es Manuel Flores. Hoy abreva del dinero público en donde más se siente cómodo: en la Dirección de comunicación social del Ayuntamiento de Ciudad Victoria.
          Flores, se convirtió a la sombra de Geño, en uno de los nuevos millonarios en su administración estatal junto a su jefe el ex presidiario Mario Ruiz Pachuca.
          Pero eso no es todo. Su distinguida esposa cobra en el DIF capitalino ante la algarabía del sedicente comunicador.
          Otra pieza del abominable legado de Geño es Ricardo Gamundi. Este individuo, sigue presente en Ciudad Victoria: es socio del servicio de parquímetros en la ciudad.
          Esos pequeños ejemplos son apenas un grano de arena en las administraciones estatal y municipal. Hay más, mucho más.
          Por eso se afirma, que el viejo régimen todavía respira. El 5 de junio, sólo fue un susto sin consecuencias mayores. Los egidistas, se solazan en Monterrey con sus gigantescas fortunas y los geñistas se sonríen desde sus cargos en los diversos gobiernos en Tamaulipas y San Luis Potosí.
          Todavía, los funcionarios de los vientos de cambio no alcanzan a comprender, que acusar a miles de aviadores en su administración, no lastima a los acusados sino a los acusadores. Por una razón: acusar sin denuncia para el castigo, es retórica, es demagogia y en algunos casos hasta complicidad. 
          Y lo peor: es mofa para el ciudadano.
          A los hombres de a pié en Tamaulipas, sólo nos queda una esperanza: el 2018. En la elección de ese año, si se concreta lo que dice el hartazgo popular y la ira de la gente iniciaría el derrumbe del viejo régimen y de sus aliados en la región.
          Sólo hasta entonces.
          ¿O los tamaulipecos, aguantarían otros lustros más a Eugenio Hernández, a Manuel Muñoz Cano, a Manuel Flores y a la estirpe de los Gamundi?..

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