No
envilecer el debate…
José
Ángel Solorio Martínez
Es común en las campañas, que el
debate llegue a límites insospechados: descalificaciones, acusaciones -con o
sin fundamento-, giros retóricos para debilitar al contrario, etc. Lo sorprendente,
es que después de las contiendas el escenario siga crispado. Así parece verse
el paisaje tamaulipeco: ciclado en la campaña electoral que ya terminó.
Eso no es saludable.
Ni para los que ganaron.
Ni para los que perdieron.
Para los que ganaron, lo menos que
debe interesarle es proseguir una contienda que finalizó el 5 de junio. Sobre
todo, porque la gobernabilidad, pasa por el consenso de todas las fuerzas
políticas: las que triunfaron y las que fueron derrotadas.
(Aquel que supone
que no necesita de los que lo critican, está en un error: la gobernabilidad
pasa siempre por el tamiz del cuestionamiento. Y esto, es justamente lo que le
da legitimidad a los gobiernos, en una sociedad democrática).
A últimas fechas, el villano favorito de
la mas media parece ser el ex candidato a la gubernatura, Gustavo Cárdenas
Gutiérrez y su familia. (Más ésta última).
Su hijo Javier, pasó por una
circunstancia que lo involucró –como a la mayoría de la gente que vivimos en el
Noreste- en un asunto policiaco y de mucha bala.
Los adversarios de Gustavo, la
tomaron contra él. Más por el evento, por ser hijo del diputado federal.
Le dijeron narco.
Lo calificaron de traficante.
Lo señalaron como delincuente.
Mucho antes, que el juez dictamine lo
procedente del hecho.
Está claro: intentan cobrar las
afrentas que Gustavo infirió al hoy gobernador electo en los dos debates.
(Sobra decir –ya es muy conocido-, lo que el diputado federal dijo del entonces
candidato panista).
Eso parece signar los mensajes
actuales contra el vástago del dirigente estatal del Partido Movimiento
Ciudadano.
Muy cierto: el que se lleva se
aguanta.
¿Pero es prudente involucrar a la familia de
los contrarios en un debate a destiempo?..
Los más osados, dirán que sí.
Que la política es eso y más.
Los más sensatos, dirán: no es lo más
inteligente.
¿Por qué…?
Por una razón:
A nadie conviene –en la atmósfera tan
especial que vivimos-, que el debate y la política se envilezcan…
No hay comentarios:
Publicar un comentario