La tenía, era suya, la dejó ir…
José Ángel Solorio Martínez
El alcalde de ciudad
Victoria, Alejandro Etienne Llano a estas alturas del proceso de sucesión
gubernamental de Tamaulipas, ya se percibe desplazado, aniquilado. Tuvo la
cancha para él solo, y no logró hacer notar su presencia en el escenario
regional. Fue el único precandidato, que se movió a sus anchas. Actuó como el
actor con mayores expectativas y recursos, pero unas veces por su parca
personalidad, otras veces por su obtusa visión de la realidad política y las
más de las veces por su candidez quiso pero no pudo.
Su errático proyecto, giró en torno a la fatalidad geográfica –un tercer
gobernador victorense, es visto como un exceso tanto para el PRI nacional como
para la clase política tricolor estatal-, su perfil de tecnócrata del derecho
alejado de la praxis política y su evidente lejanía de la administración
pública.
Muchos obstáculos, para
tan poca luz.
Sólo tuvo un momento
glorioso en su precampaña: el inicio. Salió como caballo fino, dejando
sorprendidos a los participantes; pero cerró como rocín cansado y enclenque.
Una razón prohijó esa feliz circunstancia para Etienne Llano: sus adversarios
fueron maniatados por su propia institucionalidad y su propio autocontrol.
En ese momento,
seguidores y corifeos del alcalde victorense soñaron con ser los finalistas de
la pugna interpartidista. Y cómo no: con el dinero del Ayuntamiento capitalino,
sufragó todos los gastos de su campaña. (Hoy, la preocupación mayor del espacio
financiero de la presidencia municipal, es cómo sufragar los aguinaldos de los
trabajadores porque el tesoro público fue debilitado por los desvíos de fondos
para que el alcalde fuera candidato a la gubernatura).
A su principal asesor
–su hermano Pedro Etienne Llano- le faltó imaginación. (Los fraternos, también
se vieron faltos de conocimiento histórico).
Tuvieron una sola
oportunidad y no lograron construirla para subirse a la ola ganadora. Los
hermanitos, la tuvieron, era suya –como dice el cronista deportivo- y la
dejaron ir…
La real posibilidad de
Alejandro fue una consulta a la base.
Una consulta a la base, representaba la llave inobjetable de Etienne Llano para ser el candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas.
Una consulta a la base, representaba la llave inobjetable de Etienne Llano para ser el candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas.
¿Por qué?..
Una consulta a la base
militante, significaba legitimar la postulación de un candidato victorense. Es
decir, en un juego presuntamente equitativo, democrático, los perdedores se
verían en la necesidad de aceptar la repetición de la regionalidad. De otra
forma: era la mecánica más práctica y eficaz para llevar a otro victorense a la
gubernatura con el peso de los consensos sociales dentro y fuera del PRI.
Eso fue justamente lo que
hizo el Secretario de Finanzas del gobernador Manuel Cavazos Lerma, el
economista matamorense Tomás Yarrington. Tuvo enfrente el pesado fardo de
aspirar, con un paisano suyo en la gubernatura. Otro matamorense, estaba
generando escozor entre la clase política tamaulipeca.
Yarrington y MCL
midieron bien el escenario.
A casi un año previo a
la elección, iniciaron la estrategia para ganar la gubernatura a su modo.
Delinearon un escenario
de confrontación interna.
Crearon un candidato
tricolor con un fuerte perfil disidente y falsa vocación rupturista.
Dejaron correr la tesis
de la alternancia.
El CEN del PRI optó por
una consulta a la base, que afirmó, era el método más prudente para sacar al
priista de mayor presencia ciudadana.
Triunfo para MCL y
Yarrington.
Con la estructura estatal, aplastaron
a todos los demás contendientes.
El que más pataleó fue Oscar Luebbert, pero fue complacido con importantes cargos en la administración de Yarrington.
El que más pataleó fue Oscar Luebbert, pero fue complacido con importantes cargos en la administración de Yarrington.
Ya es demasiado tarde
para Etienne.
Le faltó tiempo.
Le faltó talento.
Le faltó colmillo.
Le faltó fortaleza.
Lo único que le sobró,
fue entusiasmo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario