La maldición de los
independientes…
José Ángel Solorio
Martínez
Julio14/2015
El triunfo del candidato independiente a la gubernatura en Nuevo León,
ha generado expectativas muy sonrientes a ciertos segmentos de la clase
política tamaulipeca. Ven en esa opción, un camino más para disputar espacios
de autoridad, de poder público. Y tienen razón: se les ha opuesto en bandeja de
plata una ruta amigable, permisiva, sencilla para convertirse en alcaldes o
gobernadores.
La ruta de los candidatos independientes, no es precisamente la que
mejor puede contribuir al perfeccionamiento de nuestro sistema político. Es una
alternativa ciudadana, que más bien ha sido delineada desde los espacios
filosóficos, de la reflexión, y no desde la realidad sociopolítica que vivimos
en las regiones del país, y específicamente los tamaulipecos.
La postulación de independientes, son una bendición en escenarios
sociales en donde el ciudadano es capaz de razonar su voto; donde las
instituciones electorales son escrupulosos garantes eficaces del sufragio;
donde los poderes fácticos están amarrados de las manos para que no interfieran
en las decisiones de los votantes; donde todos los votos valen lo mismo; en
donde el votante, puede discriminar información política falaz de la verdadera.
En paisajes sociopolíticos en los cuales se compran votos, el elector
está sujeto a la presión de los poderes fácticos, la propaganda es tan densa
que confunde al votante y éste es incapaz de ubicar mensajes manipuladores de
los que no lo son, donde los electores viven en ambientes de terror y en los
cuales la autoridad electoral está en manos inescrupulosas, los candidatos
independientes pueden erigirse en auténticos Frankestein que luego se vuelven
contra el pueblo que los eligió.
(El ejemplo más claro de ello, es Alberto Fujimori en Perú. Era este
ciudadano, un modesto ingeniero agrónomo sin partido, sin capital, sin
estructura. Hizo su campaña con un discurso humanista y radical en momentos.
Creció ante el desprestigio de la clase política peruana que tenía en la
miseria más extrema a la ciudadanía. Ganó la elección. Fue Presidente de la
república. Gobernó como el mejor de los tiranos bananeros centroamericanos:
soslayó al Congreso, y a la Suprema Corte y manejó a su arbitrio el tesoro de
la nación. Terminó en la cárcel por su extrema corrupción y su incapacidad para
gobernar).
En ambientes bajo control de los poderes fácticos, las candidaturas
independientes, abren la puerta al dinero negro y a políticos de similar
contextura. El Bronco, no ganó en Nuevo León, sólo por su color ciudadano. Se
convirtió en gobernador por su abierta sociedad con los poderes fácticos
–empresariales y de otro tipo- y vendrá el momento de pagar los favores.
¿Alguien cree, que la clase empresarial nuevoleonesa apoyó a ese candidato sólo
para acceder a mejores estándares democráticos en Nuevo León?...
Una red de empresarios que ha basado la reproducción de su riqueza en
función del dinero público y de la expoliación de los fondos de la nación, no
puede incorporarse a la política sin tener la vista puesta en la caja
registradora. En el régimen lopezportillista, recibieron un crédito –regalo- de
10 mil millones de pesos, que salieron de BANOBRAS, para evitar el colapso de
varias empresas hoy emblemáticas de este estado. Luego, con el Presidente
Zedillo gozaron del FOBAPROA, que permitió a centenares de empresas
nuevoleonesas evitar la quiebra y embolsarse miles de millones de pesos.
En Tamaulipas, en el corto plazo no se ven candidatos independientes
potentes para la gubernatura. Para las alcaldías, sí. Sobre todos en pequeños
municipios, en donde tradicionalmente una o dos familias –o grupos políticos-
pelean el poder local.
En una región, asiento de dos de los poderes fácticos más vigorosos en
el país –Matamorenses y nuevolaredenses, se han transformado en exportadores de
franquicias a Centroamérica, Sudamérica y Europa- y estratégica por su vecindad
con el mercado estadounidense, es una ingenuidad suponer que los dólares
fácticos estarán ausentes en la campaña del 2016.
Oponerse a las candidaturas ciudadanas, puede parecer un gesto
antidemocrático. De hecho, desde el punto de vista de la filosofía política lo
es. ¿Cómo oponerse, sin caer al lado conservador, a la posibilidad de que
ciudadanos independientes gobiernen?..
No hay forma.
Sólo que la irrupción de los independientes aquí y ahora, es un hecho
aparentemente democrático.
Falazmente democrático.
O al menos en nuestro mundo. En el mundo, en donde el poder público ha
sido totalmente permeado por el poder fáctico a grado total, que se hace
complicadísima su separación.
La presencia de los independientes en la elección del 2016, no puede ser
halagüeña.
Será el año de la legitimación definitiva, de los poderes fácticos en
Tamaulipas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario