sábado, 31 de enero de 2015

La buena noticia para el PRI…

El Fogón
José Ángel Solorio Martínez

¿Por qué perdió el PRI hace tres años dos senadurías y seis diputaciones federales?..

Se ha dicho hasta la saciedad:
           1.- Por su errática política de alianzas. El coaligarse con partidos como el Verde Ecologista lo llevó a cometer uno de los más grandes errores de estrategia y táctica electorales en la entidad. En un inexplicable afán de ensanchar sus influencias, cayó justamente en lo contrario: llevó a sus candidatos a perder franjas impresionantes de electores amigos, que ante la boleta cruzaron dos logotipos anulando sus simpatías. En el distrito de Matamoros, perdió casi 10 mil votos; en el de Río Bravo, casi 11 mil sufragios; en Reynosa, casi 10 mil boletas se anularon que debieron ir al tricolor…y así, hasta acumular más de 100 mil votos en Tamaulipas.
           Sin ese error, hubieran llegado al congreso los candidatos priistas Yanín García, Gabriel de la Garza, Reynaldo Garza Elizondo y otros de menor potencia. Al mismo tiempo, Lupita Flores y Manuel Cavazos Lerma habrían ganado sin problemas las senadurías que disputaron. 
           Los panistas Francisco García Cabeza de Vaca y Maky Ortíz, hubieran enfrentado un escenario de mayor complejidad si esos 100 mil votos anulados al PRI hubiesen sido válidos. Los actuales senadores, apenas ganaron con unos 100 mil votos de diferencia. Es decir: justamente los que se quedaron en la confusión generada por los cerebros grises del CEN del PRI.
           Al menos en cuatro de los seis distritos perdidos para el institucional, fue determinante el voto nulo por el cruce de dos símbolos partidistas.
           2.- La ausencia de un liderazgo estatal potente. El PRI tamaulipeco, estuvo en manos de uno de los políticos más anodinos que se recuerde: Lucino Cervantes Durán. Sacado de los sótanos y las cañerías de la estructura electoral oficial, este político hundió a su partido. Nunca pudo darle orientación, ni articular una política de armonía entre los diferentes factores regionales. En lugar de cohesionar a su organización política, casi la desmanteló ante el júbilo de las oposiciones que jamás habían logrado tantos y tantos éxitos. Nunca en la historia de la entidad, el PRI había perdido tanto; ni el PAN, en su relativamente corta vida había ganado tanto en tan poco tiempo.
           3.- La carencia de una política social con orientación legitimadora de los gobiernos estatal y municipal. Por el prurito de que la política es una zona pervertida, áreas del gobierno estatal dejaron sin sentido las políticas sociales. Llegaron al gabinete estatal personajes que nunca tuvieron compromisos con su partido. (Es más: es casi seguro que nunca militaron en el PRI que generosamente los empleó). Particularmente hay que señalar a Dinorah Guerra, al secretario de Salud, Norberto Treviño García Manzo y al empresario Manuel Rodríguez.
           4.- La intensa campaña negra del Presidente Felipe Calderón que acribilló a la mayoría de la clase política priista. Los misiles contra tres de los más recientes gobernadores del estado (Eugenio Hernández, Tomás Yarrington y Manuel Cavazos Lerma) erosionaron la red de poder priista en el estado. Aún hoy, la secuela de esos garrotazos a Yarrington se sigue mostrando en la retícula de poder en Matamoros. Gracias a esa demolición del tejido de poder yarringtoniano se erigió como factor real de autoridad en ese puerto a la panista Leticia Salazar al tiempo de generar engendros sociales como Luis Biasi que en menos de un año se apropió de cuantiosas rajas de autoridad sin que nadie le hiciera contrapeso.
           La remoción de la candidatura de Sampayo a la diputación federal por ese puerto es otro de los coletazos de aquella campaña de pus y lodo. (No se dice que los ex gobernadores sean inocentes. De ninguna manera. Lo que se afirma, es que Calderón utilizó en forma evidentemente sediciosa la PGR y otras instancias de justicia para estrangular a los priistas tamaulipecos).
           ¿Existe hoy una política de alianzas confusa?
           No.
           ¿Se percibe la carencia de un liderazgo sólido en el CDE del PRI?..
           Sí.
           ¿Se visualiza la negación de una política social del gobierno estatal?..
           Medianamente, se han echado a andar los engranes de esa maquinaria.
           ¿Sufren los priistas del hostigamiento del factor presidencial?..
            No. (Una cosa es que el Presidente Enrique Peña Nieto, cargue con pesados fardos por diversos hechos de ingobernabilidad, y que eso merme la confianza ciudadana del PRI. Y otro asunto, es perder fortaleza por la persecución presidencial).
           Obvio: ninguna elección es idéntica a otra.
           El PRI, empero, parece que enfrenta un paisaje menos dificultoso y complicado que en los últimos comicios del IFE.
           La cuestión es: 
           ¿Sabrá aprovecharlo?..

No hay comentarios: