lunes, 29 de septiembre de 2014

El horripilante escenario

El Fogón
José Angel Solorio Martínez
Septiembre 27/ 2914
           Grande fue la sorpresa. Los fríos números, no mienten. Es la palabra demoscópica, la que habla. No son ni los detractores, ni los adversarios políticos. Es la perra estadística, la que grita. En resumen: los alcaldes priistas perdieron el piso y sus vínculos con la ciudadanía en tanto los panistas potenciaron sus nexos con un electorado que no los ha abandonado.
           Nadie lo creía.
           Hasta que se procesaron los datos.
           La medición de la aceptación de los Presidentes municipales se realizó hace unas semanas para trazar la estrategia del 2015. Desde el tercer piso se ordenaron las encuestas.
           Para el análisis:
           Nuevo Laredo: 70 por ciento de aceptación.
           Reynosa: 30 por ciento.
           Matamoros: 72 por ciento.
           Río Bravo: menos del 30 por ciento.
           San Fernando: menos del 30 por ciento.
           Ciudad Victoria: ligeramente sobre el 30 por ciento.
           Mante: casi un 50 por ciento.
           Tampico: ligeramente arriba del 20 por ciento.
           Madero: más del 50 por ciento.
           Altamira: más del 50 por ciento.
           (Suficiente para una ponderación efectiva del escenario estatal: aquí se concentra casi el 80 por ciento del padrón electoral).
           ¿Qué pasó con los presidentes priistas?..
           ¿Qué ocurrió con los alcaldes panistas?..
           ¿Qué hicieron los panistas, que los priistas no realizaron?..
           A botepronto la respuesta es: hicieron política. Los priistas no han comprendido que están sobre un paisaje de excepción y que por lo mismo, se requiere gobernar con medidas de excepción. O sea: en tanto los tricolores han gobernado con los viejos y anquilosados métodos, los azules apostaron por gobiernos mesiánicos y de eventos espectaculares. (Esto último, en el más estricto sentido semántico: espectáculo). Mientras los priistas, gobiernan excusándose por la ola de la inseguridad que los tiene maniatados, los albiazules salieron a dialogar con la ciudadanía y suplantaron la carencia de obras y soluciones por el apapacho y el show cuasi ridículo.
           Unos y otros sufren los golpes del flagelo de la violencia, pero unos lo manejaron como una limitación; en tanto los otros, se montaron o la negociación con los poderes fácticos o en la denuncia estridente.
           Llama la atención el resultado del gobierno de Pepe Elías Leal. Y más, porque es uno de los jefes edilicios con mayores experiencias políticas. Quizá, una explicación a esa realidad sea el colapso del equipo de gobierno de la ciudad que ha incurrido en garrafales pifias. El agua potable y la tala de árboles están cobrando una factura muy cara. Si no logra dar un vuelco a esa dramática cifra, los dos distritos electorales de Reynosa –sin duda- se pintarán de azul-.
           Se infiere que con ese sólido consenso social, de los alcaldes de Nuevo Laredo y Matamoros, hoy las diputaciones federales son irrecuperables. (A menos que un milagro ocurra).
           Los dígitos de Tampico, son aterradores. Un presidente municipal –Gustavo Torres Salinas que llegó con los mejores augurios, se desinfló. Un 20 por ciento de aceptación, es un desastre para cualquier gobernante y una tragedia para el partido que lo patrocinó para llegar al poder.
           En la capital del estado, el resultado es demoledor para las aspiraciones de Alejandro Etienne Llano. Con esa cosecha de simpatías, no se le augura rol relevante en el 2016. Y peor: tiene al posible candidato -o candidata- del PRI a la diputación federal en la lona.
           El decoroso papel de los alcaldes de Altamira y Madero, es más bien por circunstancias histórico-sociales que por sus talentos políticos. (Madero –y casi lo mismo Altamira- es una ciudad amigable para su gobierno. Desde hace décadas la infraestructura urbana está resuelta: la Quina dejó miles de metros cuadrados de concreto hidráulico y unas eficientes redes de agua y drenaje. Es decir: no hay reclamos o tensiones sociales por los servicios. Esa razón, hace sencillo administrar y gobernar esas ciudades).
           ¿Y cuál es la lectura política de esas contundentes cifras?..
           Una muy concreta, muy evidente: el escenario político regional, está más patético, preocupante y feo que Gamundi, González Benavides y Lucino Cervantes…
 …juntos.

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