domingo, 1 de junio de 2014

El Rectorado Efímero

Polvorín
José Ángel Solorio Martinez

           La Universidad Autónoma de Tamaulipas, ha consolidado sus estándares de calidad. Con una pertinaz actitud, se ha posicionado como la vigésima octava Universidad en el concierto universitario del país.
           Acaso un de los elementos que más impactan los parámetros cualitativos de nuestra Máxima Casa de Estudios, sean los bajos salarios de sus catedráticos. (En las tablas de pago de todas las universidades públicas mexicanas, la UAT navega en los cinco últimos lugares.
           Un catedrático uateño de tiempo completo, -con grado de doctor- recibe algunos 18 mil pesos al mes por su trabajo. En más de la mitad de ese tipo de escuelas, los docentes reciben entre 30 y 50 mil pesos mensuales por su labor).
           Esa actitud de cuentachiles con la comunidad académica, impacta en la calidad de la enseñanza toda vez que los maestros de nuestra Alma mater tienen que desplegar otras actividades para ampliar sus ingresos que se les niega por sus habilidades y sus servicios.
           Las políticas administrativas de la institución, hacen mucho más patéticas esas relaciones contractuales con la comunidad académica.
           El salario de un jugador de basquetbol profesional fluctúa –dependiendo de sus aptitudes- en el equipo de Correcaminos de 5 a 15 mil dólares al mes.
           Y sus contratos pueden llegar a costar cientos de miles de dólares a la universidad. El entrenador del equipo, un mediocre timonel de origen griego, recibe casi 30 mil dólares cada treinta días.
          ¿Qué hace ganar a un anodino jugador de baloncesto miles de dólares en tanto un académico -muchos con varios posgrados- devenga humillantes mil 200 dólares por su digna tarea?.. ¿A dónde puede llevar una política universitaria que privilegia actividades insustanciales para el desarrollo de la vida académica y cultural de la UAT?.. (Los salarios de los trabajadores universitarios que operan Radio UAT, son realmente humillantes a contrapelo de lo que se embolsan las “estrellas deportivas”).
           El monstruoso negocio con el deporte profesional –Futbol y Basquetbol- debe llegar a su fin. No sólo ha anclado el despegue de los estándares de calidad de la Máxima Casa de Estudios; también, ha hecho súper millonarios a unos cuantos parásitos universitarios.
           Ese, es uno de los claros indicios de que el rector Enrique Etienne Pérez del Río tendrá un rectorado tan rapaz como efímero…

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