El Fogón
José Ángel Solorio
Martínez
La
visita del Secretario de Gobernación, -y la tarea que trae a cuestas: impulsar
una nueva estrategia para combatir la inseguridad en Tamaulipas- Miguel Ángel
Osorio Chong evidencia la imposibilidad de las fuerzas locales para enfrentar
con éxito a los poderes fácticos. Es el reconocimiento abierto y contundente
que tanto la autoridad estatal como las autoridades
municipales, han sido aplastadas por los rebeldes antisociales.
Más conciso:
se percibe un gobierno estatal lastimosamente atomizado y un Ayuntamiento
penosamente fragmentado.
¿Qué efectos, traerá la presencia -con mayores
contundencias- de la Federación en Tamaulipas?..
¿Achicará la capacidad de maniobra, de la administración
estatal?..
¿Las fuerzas locales tendrán capacidad para disputar
candidaturas en el 2015?..
Y más:
¿Los factores locales, tendrán posibilidad de postular
precandidatos potentes en el 2016?..
La acción de la Federación en asuntos de Seguridad
Pública en la entidad, no se ve a corto plazo. La estrategia que presentará
Osorio Chong el martes en ciudad Reynosa, Tamaulipas sin duda tendrá una
orientación de largo aliento. Por una razón esencial: el combate al crimen
organizado debe tener varias vertientes. Desde la depuración de los órganos
policiacos-militares, hasta el desmantelamiento de la red de complicidades que
permeó en amplias capas de la sociedad tamaulipeca.
Está claro: será una contienda que por lo menos, durará
todo el sexenio de Peña Nieto.
La batalla pedida por Tamaulipas contra el crimen
organizado, es también la derrota de su clase política. Si en el pasado, grupos
políticos tamaulipecos tan poderosos como el portesgilismo y el quinismo
hicieron de las candidaturas a alcaldías, a diputaciones –locales y federales-
un proceso consensuado entre los factores estatales y nacionales, hoy se
perciben grupos de poder desangrados y desplazados o por la violencia social
que flagela la región o por sus excesos presupuestales y políticos.
(Gente tan poderosa como la familia Azcárraga de Tampico;
la familia Garza Cantú del mismo puerto; la vigorosa estirpe de los Fleishman y
los Grossman, del sólido Sur dejaron su patria chica por la ola de inseguridad.
En tanto personalidades como Tomás Yarrington y socios, andan a salto de mata
por sus conductas cleptómanas).
De otra forma: hoy las corrientes centrales, no tienen
contrapesos en las diversas regiones tamaulipecas.
La lectura de la visita del Secretario de Gobernación, no
es la del buen samaritano que viene a auxiliar sin esperar nada a cambio. Su
arribo a la entidad, es el reflejo de la pérdida de la tutela política de un
administración estatal que tardó mucho en reaccionar; y permitió con ello, que
los escenarios se pudrieran y le desbordaran el cuello.
Los diputados federales y los senadores –priistas y
opositores- también fueron sepultados por su impericia política. Nunca fueron
capaces, de solidarizarse con la sociedad tamaulipeca. Se dejaron seducir por
los mimos del gobierno, para dar paso a las reformas estructurales –así le
llaman a la privatización de PEMEX- y abandonaron a millones de electores
amagados por una violencia que cada día se expande más.
Vamos: los priistas, ni siquiera han sacado la cara en
defensa del gobernador.
Esa es parte, de la degradación de la clase política
regional.
Eso, es porción sustancial de la quiebra de la estructura
de poder tradicional en Tamaulipas.
Las candidaturas ciudadanas, se ven muy verdes aún para
poder remover esa podredumbre.
La descomposición ahí está.
Sólo falta, la renovada estructura que pueda reemplazar a
esos elementos alterados del cuerpo político local.
La llegada de Osorio Chong, no es la salvación.
La circunspecta figura del Secretario de Gobernación en
Tamaulipas, sólo es otro elemento más de la gran tragedia de los tamaulipecos…
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