sábado, 8 de marzo de 2014

El Aguacate Morris, verde para el cargo…

Polvorín
José Ángel Solorio Martínez

           Pocos le conocían oficio o beneficio al Aguacate Morris Torre, antes de que su tío Egidio Torre Cantú se convirtiera en gobernador de Tamaulipas. Era un chico tirado a la frivolidad –más bien a la holganza- que apenas cursó algunos semestres de alguna licenciatura en alguna escuela de educación privada en la ciudad de Monterrey.
           La vida le cambió, cuando su tío le vio aptitudes para la política.
(El caso se asemeja al de esas familias empresariales que al pariente más bueno para nada lo encausan por el camino de la política. Es decir: lo mandan a una esfera laboral, en donde no dañe el patrimonio que tanto ha costado a la estirpe construir).
           Torre Cantú quiso que su amado sobrino, ejerciera el oficio de político. Le regaló entonces la Secretaría de Finanzas del PRI estatal donde el Aguacate empezó a llenar sus bolsas de dinero y de rencor contra el partido que decía representar. Operó con las alforjas del gobierno para desbarrancar el proyecto de Enrique Peña Nieto en Tamaulipas. Lo logró. Casi manda al tercer lugar de votación, al hoy Presidente de la República.
           Al joven Morris Torre, le cautivó la política. 
           Y cómo no: se apropió de decenas de millones de pesos -que debieron bajar a las campañas de las dos Senadurías y las ocho diputaciones- al tiempo que empezó a ser tratado como príncipe.
           Hoy el Aguacate Morris, posee el Comité Directivo Municipal del PRI y una de las fortunas más envidiables de Ciudad Victoria.
           La mala noticia: la militancia tricolor, lo sigue viendo verde para el cargo…


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