El Maestro Luis Pazos opina:
Algunos legisladores panistas piden que su
partido se salga del Pacto por México y no apoye la reforma energética, lo cual
es un error, pues quienes se salieron del pacto, es decir, de su fin original,
fue el PRI y el PRD.
Los cambios fiscales que recientemente se aprobaron en el Congreso van a
contracorriente de lo que necesita México, una reforma fiscal estructural que
promueva la inversión, el empleo y el crecimiento. De hecho el PRI y el PRD
abandonaron el Pacto por México al aprobar una reforma recaudatoria, cuyo
objetivo es solamente aumentar recursos a corto plazo y no incentivar
empleo, inversión y crecimiento estructural.
El PRD le dio los suficientes votos al PRI para aprobar una reforma muy
diferente a la estructural que convocó el Pacto por México, a cambio de más
recursos a los gobiernos perredistas del DF y Guerrero y más impuestos a los
“ricos”, entre ellos a los productores de alimentos calóricos, llamados por ellos
“chatarra”, consumidos en su mayoría por el sector medio y humilde.
La posición correcta del PAN es apoyar la reforma energética que
necesita México: apertura, no la venta, de PEMEX a la inversión privada, pero
con modalidades que le permitan a México ser competitivo para atraer inversión
internacional. El modelo brasileño, originalmente muy competitivo, con las
reformas de Lula ya no les interesa a la mayoría de las empresas
petroleras privadas para invertir. Los cambios en México deben ser más
atractivos de los que ahora tiene Brasil y parecidos al marco energético de
Colombia.
El PAN debe dejar claro cuáles cambios se deben hacer para que la
reforma energética beneficie a México, atraiga más inversión y cree más empleos
y no sea solo una simulación de reforma, como la del 2008, que mediatizó el
PRI.
Me gustaría que le fuera bien al presidente Peña Nieto, que el país
creciera bajo su mandato y se crearan muchos empleos, pero con los actuales
cambios fiscales y con una reforma energética incompleta o mediocre, es casi
seguro que entregará un país con desequilibrios fiscales, deuda, desempleo y
crecimientos bajos, parecidos a los de la década de los 70 y 80.
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