jueves, 26 de septiembre de 2013

TARDES DE CINE CON PEPE ELIAS

3 Culturas
  Martín Diaz Salazar 
          Al momento que la luz se apaga, todos somos iguales, las reglas son para todos, no celulares, no hablar en voz alta y por supuesto si ya saben el final no lo cuenten, no importa de quien se trate, con la luz apagada TODOS SOMOS IGUALES.
          Quienes hemos tenido la fortuna de disfrutar una tarde de cine acompañados con nuestras familias, sabemos que es una forma diferente de convivir con nuestros seres queridos.
          El debate de altura se presenta en el momento de la elección: cartelones de todos colores y mensajes llamativos son tomados en cuenta para tomar la decisión correcta que regirá nuestro destino por las próximas dos horas de nuestras vidas.
          Una vez tomada la decisión, hay que hacer fila para comprar los boletos: no hay fila especial para nadie, el que va llegando se va formando, los jóvenes que atienden las taquillas saludan y atienden a todos por igual, sin distinción de ninguna especie, casi todos amables y sonrientes.
          Pasado este trámite y con los boletos en la mano, hay que prepararse para la dulcería, los hot-dog, las palomitas, los nachos, y las pasas con chocolate son especiales, su sabor único los convierte en el complemento ideal para disfrutar la proyección, pero para comprarlos, al igual que los boletos de entrada, casi siempre hay que hacer fila, el mismo trato para todos: el que va llegando se va formando. Nadie intenta si quiera comprarlos de otra manera, hay que hacer fila
          Para entrar a la sala algunas veces hay que hacer fila, una vez adentro se elige el asiento de acuerdo a como va uno llegando. En mi caso no siempre es fácil ya que se ocupan cinco asientos juntos.
          Cuando la luz se apaga todos los que estamos en la sala nos convertimos en una sola familia: todos queremos que se castigue al malo, que encuentren al culpable, nadie quiere que sigan golpeando al bueno, todos admiramos la belleza de los protagonistas, nos reímos en coro y en algunos casos hasta lloramos por el sufrimiento de los actores y al final de la película, todos salimos por la misma puerta.
          Ya en los pasillos de salida, en algunas ocasiones tenemos la oportunidad de saludar a quienes igual que nosotros acuden en familia, con amigos, con amigas o solos, a disfrutar de una de las pocas opciones que tenemos de esparcimiento sano en nuestra ciudad.
          El fin de semana pasado me sorprendió ver saliendo del cine acompañado de su familia a quién tendrá la responsabilidad de dirigir los destinos de nuestra ciudad los próximos 3 años.
          De mezclilla y vestido de manera informal, de la mano de su esposa y su pequeña hija, caminaba por los pasillos de manera discreta y en forma relajada Pepe Elías Leal, disfrutando de un ameno sábado familiar.
          Me dio gustó saber que el próximo alcalde pasea y se divierte con su familia (sin campaña política de por medio), en los lugares populares de Reynosa
          Ojalá que el poder no le quite a la pequeña  y a su esposa la oportunidad de caminar por las calles de Reynosa, con la frente en alto y sin temor al rechazo ciudadano.
          Ojalá que el poder no le quite a su pequeña hija y a su esposa la oportunidad de seguir disfrutando de las “tardes de cine” y la convivencia familiar.
          Sería muy triste y lamentable que una mala administración o la avaricia marquen para siempre el futuro de una familia que hoy disfruta del cariño y el aprecio ciudadano.


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