3 Culturas
Martín Diaz Salazar
Al momento que la luz se apaga, todos
somos iguales, las reglas son para todos, no celulares, no hablar en voz alta y
por supuesto si ya saben el final no lo cuenten, no importa de quien se trate,
con la luz apagada TODOS SOMOS IGUALES.
Quienes hemos tenido la fortuna de
disfrutar una tarde de cine acompañados con nuestras familias, sabemos que es
una forma diferente de convivir con nuestros seres queridos.
El debate de altura se presenta en el
momento de la elección: cartelones de todos colores y mensajes llamativos son
tomados en cuenta para tomar la decisión correcta que regirá nuestro destino
por las próximas dos horas de nuestras vidas.
Una vez tomada la decisión, hay que
hacer fila para comprar los boletos: no hay fila especial para nadie, el que va
llegando se va formando, los jóvenes que atienden las taquillas saludan y
atienden a todos por igual, sin distinción de ninguna especie, casi todos amables
y sonrientes.
Pasado este trámite y con los boletos
en la mano, hay que prepararse para la dulcería, los hot-dog, las palomitas,
los nachos, y las pasas con chocolate son especiales, su sabor único los
convierte en el complemento ideal para disfrutar la proyección, pero para
comprarlos, al igual que los boletos de entrada, casi siempre hay que hacer
fila, el mismo trato para todos: el que va llegando se va formando. Nadie
intenta si quiera comprarlos de otra manera, hay que hacer fila
Para entrar a la sala algunas veces
hay que hacer fila, una vez adentro se elige el asiento de acuerdo a como va
uno llegando. En mi caso no siempre es fácil ya que se ocupan cinco asientos
juntos.
Cuando la luz se apaga todos los que
estamos en la sala nos convertimos en una sola familia: todos queremos que se
castigue al malo, que encuentren al culpable, nadie quiere que sigan golpeando
al bueno, todos admiramos la belleza de los protagonistas, nos reímos en coro y
en algunos casos hasta lloramos por el sufrimiento de los actores y al final de
la película, todos salimos por la misma puerta.
Ya en los pasillos de salida, en
algunas ocasiones tenemos la oportunidad de saludar a quienes igual que
nosotros acuden en familia, con amigos, con amigas o solos, a disfrutar de una
de las pocas opciones que tenemos de esparcimiento sano en nuestra ciudad.
El fin de semana pasado me sorprendió
ver saliendo del cine acompañado de su familia a quién tendrá la
responsabilidad de dirigir los destinos de nuestra ciudad los próximos 3 años.
De mezclilla y vestido de manera
informal, de la mano de su esposa y su pequeña hija, caminaba por los pasillos
de manera discreta y en forma relajada Pepe Elías Leal, disfrutando de un ameno
sábado familiar.
Me dio gustó saber que el próximo
alcalde pasea y se divierte con su familia (sin campaña política de por medio),
en los lugares populares de Reynosa
Ojalá que el poder no le quite a la
pequeña y a su esposa la oportunidad de
caminar por las calles de Reynosa, con la frente en alto y sin temor al rechazo
ciudadano.
Ojalá que el poder no le quite a su
pequeña hija y a su esposa la oportunidad de seguir disfrutando de las “tardes
de cine” y la convivencia familiar.
Sería muy triste y lamentable que una
mala administración o la avaricia marquen para siempre el futuro de una familia
que hoy disfruta del cariño y el aprecio ciudadano.
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