viernes, 13 de julio de 2012

Compra de Votos ¿Legal?

Luis Pazos
El recuento pedido por AMLO confirmó que la mayoría de los ciudadanos que votaron en las elecciones para Presidente, lo hicieron por Peña Nieto; por lo tanto, desde el punto de vista numérico, el PRI triunfó en la elección. Y en tanto que la compra de votos no sea un delito grave en la ley electoral, ni se contemple la nulidad de las elecciones por exceder el tope de gastos, la elección es legal aunque no equitativa ni justa.

Las únicas causantes concretas de nulidad de las elecciones son que el candidato o sus padres no sean mexicanos, que no se hayan instalado o se hubiesen registrado irregularidades en 25% de las casillas. Por lo tanto, aunque sea de conocimiento público la compra de votos y las cuotas mensuales de millones en efectivo de gobiernos estatales priistas a la campaña, la actual ley no contempla esos hechos como causas de nulidad de las elecciones.

En las próximas elecciones más que amordazar a los ciudadanos para que no hablen, se deben realizar reformas para convertir en delito grave la compra de votos y tipificar como una infracción electoral su venta. La venta del voto debe ser castigada con la cancelación de la credencial de elector por las tres elecciones siguientes. Y por cada voto comprado por un partido, reducirle de 100 a 1000 votos a su favor.

También debe castigarse la manipulación con fines electorales de programas gubernamentales, como sucedió con las ayudas a los adultos mayores por gobiernos perredistas, e investigarse el origen de los fondos de la precampaña de seis años del candidato de ese partido.

En Veracruz detuvieron a un funcionario priista el día de las elecciones con fajos de efectivo, y meses antes descubrieron en un avión millones en efectivo presuntamente para la campaña. Debe prohibirse y castigarse el uso de dinero en efectivo en campañas electorales.

Todos esos cambios deben introducirse en una reforma a las leyes electorales, si queremos superar los vicios que para muchos mexicanos ya son costumbre. Aunque lo más triste y preocupante no es la compra de votos en efectivo, tarjetas o por medio de programas populistas, sino que millones de mexicanos estén dispuestos a vender su voto.



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