jueves, 28 de octubre de 2010

¿Quién mato al profesor Baldor?


Luis Pazos
Millones de jóvenes, desde México hasta la Argentina, estudiaron  consultaron la famosa “Álgebra de Baldor”, considerado uno de los matemáticos con mayor capacidad de comunicación a nivel mundial. Sin embargo, pocos conocen su origen y las penas que sufrió  ese gran educador.
          Algunos piensan, por su apellido, que era árabe, no, Aurelio Baldor fue cubano. Era considerado como “El Educador más importante de la Isla”. Los recursos que recibió por derechos de autor de sus libros los invirtió en construir el Colegio Baldor, una de las mejores escuelas de Cuba, donde se preparaban jóvenes de todas las clases sociales y había un buen número de becados.  
          Hombre de carácter, fue visitado por Fidel Castro, quien le propuso poner su escuela al servicio de “la revolución”, lo que implicaba su expropiación. Baldor le dijo que su escuela estaba al servicio de todos los cubanos. Su posición enojó al “comandante Castro”, quien al poco tiempo ordenó a su hermano Raúl que lo detuviera por “contrarrevolucionario”. Sólo la intervención de Camilo Cienfuegos, evitó que fuera a prisión.
          Pero al morir (o ser asesinado) Camilo Cienfuegos, que no compartía muchas de las arbitrariedades de Fidel, Raúl y del “Che”, los Castro ordenaron la expropiación de la escuela de Baldor.
          El profesor Baldor salió de Cuba, al igual que cientos de miles de cubanos, con una mano adelante y otra atrás. Su casa también fue tomada por la revolución socialista, léase por la nueva clase dirigente. Baldor, el educador cubano más conocido a nivel latinoamericano pasó hambre y estrecheces en los Estados Unidos, donde murió, según sus hijos, consumido por la tristeza y la nostalgia.  
          Mientras el gobierno castrista exportaba una revolución educativa que, según muchos intelectuales de izquierda, liberaría América del “Imperialismo Yanqui”, en Cuba se encarcelaban u obligaban a expatriarse a los mejores educadores de la isla. Baldor, un ejemplo de cómo la dictadura castrista ha tratado a los verdaderos educadores.

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