Tiempos de Guerra
Feliciano Rangel Montoya
Diciembre 26 2014
Dice el filosofía popular -que si estamos como estamos, es por que somos como somos- de chiste y de risa, pero es la verdad, la perdida de valores, sobre todo el respeto y las buenas costumbres han dejado ser parte de nuestra vida diaria. La generación de los 90s dejo de creer en los valores cívicos y morales, inculcados desde la escuela hasta nuestros hogares.
Los maestros tenían toda la
autoridad moral de corregir alguna mala conducta, eso ya no sucede en la
actualidad, con la generación del 90s, se perdió, ahora si el niño o joven
presenta mala conducto, lo llevan a un psicólogo o le dicen a los padres que
necesita atención especializada, eso no era antes, la hermosa y efectiva vara
de naranjo, hacia que los jóvenes retomaran el camino de las aulas.
Cuando un problema se suscitaba en
la comunidad y en el entorno de vecinos, nuestras familias hablaban entre si, y
no había rencores, ni mucho menos luchas estériles, decían los padres ¡déjelos
que se den de moquetazos! A estilo Los García, donde los mismos Hermanos,
desquitaban su furia y después se daban la mano como si nada hubiera pasado,
todo producto de la autoridad y el ejemplo de los padres, que daban con su valor
moral, lo que era correcto y de buena manera.
Ahora los Ninis, las niñas madres de
familia, los niños viviendo solos, son producto del rompimiento del tejido
social, donde los padres trabajan, los hermanos mayores y la autoridad de
padres sobre hijos se ha perdido en la mayoría de los casos, ya los jóvenes de
17 o 18 años en muchas ocasiones son padres de familia y casados, con jóvenes
de su misma edad, en la mayoría de los casos esos matrimonios no llegan a buen
fin, todo por no comenzar desde la niñas a inculcar buenos valores.
Cada día las mujer, se hacen jefas
de familia a edad cada vez mas temprana, los jóvenes abandonan sus estudios por
el dinero fácil, dando un caldo de cultivo perfecto para la delincuencia.
Vemos adolescente gritar a sus
padres, y sostener en sus manos el nepotismo familiar, sin duda eso a cambiado
este entorno familiar, donde el respeto, educación y las buenas costumbres ya
no son el pilar del desarrollo y de la convivencia diaria.
El priismo de Reynosa esta
cohesionado, desde la cúpula local, los sectores y organización han hecho lo
propio para mantener un partido unido y en pleno movimiento político.
Sin lugar Heberardo González, ha
hecho un trabajo de primer nivel en la dirigencia, dando certidumbre al trabajo
ejemplar del primer priista de Reynosa, José Elías Leal, bandera que ha sido
tomada como ejemplo en muchos municipios de Tamaulipas.
Quien también estuvo activo fue el
líder la CNOP, Héctor Olivares, con posada, fiesta y todo lo demás, pero también
con mucho trabajo, donde las brigadas de asistencia y trabajo se dieron desde
que llego a la dirigencia del sector popular del PRI de Reynosa.
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