domingo, 22 de junio de 2014

El Golpe de Timón de Camacho Quiroz

El Fogón
Jose Ángel Solorio Martinez
Junio 22/2014
           La convocatoria del dirigente del CEN del PRI, César Camacho Quiroz operó impecablemente.
           Y cómo no: les vino a dar a domicilio el mensaje más importante desde que el tricolor regresó a Los Pinos.
           La centralización está en marcha y va en serio.
           Nunca más a los virreyes y nunca más un institucional balcanizado. Ante las dificultades de cohesión del dirigente estatal Rafael González Benavides, el CEN tomó las riendas en Tamaulipas.
           Convocó a todos los aspirantes –“aquí están todos los que van a ser”, dijo- a trabajar para sacar resultados favorables en el 2015.

               Lo que no pudo hacer González Benavides, tuvo que venir a hacerlo Camacho Quiroz. Lo que no se percibía desde hace cuatro años, -una clase política atenta, integrada e incluida- lo concretó la visita del Presidente del CEN. (Los más relevantes cuadros priístas, no fueron invitados por el CDE.
           Gente como Baltazar Hinojosa, Paloma Guillén Vicente, Alejandro Guevara Cobos, Marco Antonio Bernal Gutiérrez y Adrián Gallardo, fueron llevados al evento más por la sugerencia de las áreas políticas del gobierno federal, que por la tímida llamada de un desgastado Rafael González).
           El modesto evento de la credencialización, fue un argumento superficial para la incursión del dirigente nacional.
           Una de las recomendaciones del CEN, fue frenar todas las intentonas de albazo que instrumentaron precandidatos como los alcaldes de Victoria –Alejandro Etienne Llano- y el de Tampico -Gustavo Torres Salinas-. (Etienne Llano andaba por todo el estado organizando reuniones, que armaba la Secretaria Mónica González; Torres Salinas, ya había firmado convenios de publicidad con algunos medios para su promoción en el estado).
           En términos llanos, la medida es la construcción de cancha pareja para todos los aspirantes.
           Al machacar que el 2015 está antes del 2016, paró el desaforado y febril movimiento de los políticos más desbocados, al tiempo de llamar a centrar la atención en apuntalar a los candidatos de ese partido en los ocho distritos de la entidad.
           La presencia y los anuncios de Camacho Quiroz, -para efectos internos del PRI de Tamaulipas- es un símil a lo que las instituciones federales están haciendo con las dependencias regionales como la Procuraduría de Justicia del Estado, la Policía Ministerial y otros artefactos de gobierno.
           Es, sin eufemismos: un golpe en la mesa de los factores tamaulipecos que habían construido la quimera de ser los entes decisivos en el 2015 y el 2016 tamaulipecos.
           Obvio: el Presidente del CEN, no vino a desmantelar al PRI. Sólo vino a anunciar, el fin de la autonomía de los tricolores estatales en los procesos locales.
           En mucho esa actitud de Camacho Quiroz, re oxigenó a políticos tan encumbrados como Paloma Guillén Vicente, Baltasar Hinojosa, Alejandro Guevara Cobos, Marco Antonio Bernal y Adrián Gallardo Landeros.
           Este grupo, por diversas razones, habían sido soslayado política y administrativamente –y en algunas ocasiones vilipendiado en cargas mediáticas- por la administración estatal en una estrategia dirigida a posicionar a los cuadros locales.
           A eso vino Camacho Quiroz. Lo de las credenciales, fue una cortina de humo. Y al parecer lo logró.
           Regresó el alma institucional, a buena parte de la clase política tamaulipeca que desde hace cuatro años había sido echada del paraíso tricolor.

          Aglutinó a simpatizantes y detractores de la administración estatal, y como en los grupos operativos más eficientes: puso en el centro del liderazgo la tarea y no al líder; trazó prioridades y puso tiempos para lograr avances.
           Primero el 2015 y luego el 2016, no es una obviedad; es una orden, para la manufactura de una arena competitiva y equitativa para los cuadros locales y los personajes del centro.
           Rafael González Benavides, ni cuenta se dio. Él, con una ingenuidad y una bondad –que en política no son errores, sino pecados- aplaudía el discurso de su Presidente.
           Para bien o para mal, ya le cambiaron el rostro al PRI tamaulipeco.
           La máscara de Rafael González Benavides, quedó atrás…

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