Polvorín
José Ángel Solorio Martínez
Los cambios en el CDE del PRI con la intención de fortalecer a este partido son, al parecer anodinos. Ninguno de los presuntos refuerzos, tienen el perfil y la contextura como para considerarlos tales. La mayoría de los que llegaron no pueden; y los que al parecer pueden, tienen el tiempo encima.
De los más experimentados cuadros, destaca el nuevo estratega de la comunicación tricolor, Jorge Pérez. Vinculado con indisolubles ligas con el ex gobernador Tomás Yarrington, este otro matamorense tiene la encomienda de revertir la carga mediática que amaga con hundir al Presidente, Ramiro Ramos y a su inseparable escudera, la Secretaria General, Amelia Vitales.
Con un déficit de credibilidad, los liderazgos de Ramos y Vitales son un reto monumental para el yarringtoniano Pérez. Sobre todo porque trae un lastre histórico: el PRI se significó por dejar deudas inmensas con la mayoría de los medios tamaulipecos en la campaña electoral del 2012, memorable por el naufragio priista en la región.
El socio del perseguido por la justicia Federal, tiene apenas una semana para posicionar a su partido en la entidad. (El proceso electoral empieza la tercera semana de octubre).
Muy complicado el escenario para el amigo del ex gobernador. Sobre todo, porque él se significó como uno de los críticos más recurrentes del PRI y de sus candidatos.
No es de gente cuerda, escupir para arriba…
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