Polvorín
José
Ángel Solorio Martínez
Silvia Alcaraz de Torres, es la
primera dama de Tampico, Tamaulipas. Cuando su esposo vendía zapatos en el
centro del puerto, era una discreta y elegante señora. La vida social
necesaria, y listo. Hoy, los tiempos han cambiado: su cónyuge es Presidente
municipal y ella es la responsable del DIF. Doña Silvia se dedica a la atención de
diversos programas sociales y Gustavo Torres Salinas a gobernar.
Hasta
ahí, todo está perfecto.
¿Por qué
negarle a una tradicional familia tampiqueña la felicidad?..
Sería
una monstruosa mezquindad, cuestionar a esa ejemplar pareja.
Las
inquietudes afloran cuando la voz pública empieza a cuestionar las actitudes de
la Primera Dama. Se ha rodeado de decenas de muy distinguidas mujeres
tampiqueñas, para que le auxilien en sus tareas. Eso no es lo que asombra; en
todas partes existe gente altruista y generosa. Lo destacado es que devengan
salarios un tanto, exagerados. Exagerados, porque sólo operan como damas de
compañía de la Señora Alcaraz.
Lo exagerado se
transforma en insano. La vox populi demanda que se ponga en claro a quién se
renta el avión Turbo Commander con matrícula XBDRA por la cual se paga una
renta –mensualmente, se afirma- que oscila entre los 200 y 300 mil pesos para
satisfacer las necesidades de shopping de la señora y sus amigas en las
principales tiendas de Mc Allen, San Antonio y Houston, Texas.
Eso es
lo que la gente solicita: información pública del manejo de los recursos
públicos.
¿Falsedades?..
Ahí
están las bitácoras de los vuelos.
Ahí
están, decenas de testigos que han visto regresar a la distinguida dama -y
jubilosa compañía- con voluminosos cargamentos.
Ya es
tiempo de acabar con la demagógica filantropía de algunas instituciones
gubernamentales.
Bastante
mofa, se ha hecho ya de los pobres…
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