domingo, 11 de noviembre de 2012

La campaña

Tangente
Oscar Díaz Salazar

Las campañas políticas son, por lo menos en Tamaulipas, que es el rumbo que conozco, una especie de cortejo muy parecido a la luchita que le hace un individuo(a) a un prójimo que quisiera convertir en su pareja o peor es nada.

En la temporada de campaña, o en el tiempo de “echarle los perros” a la susodicha(o), para emplear una frase de los jóvenes de mi época (de joven), el candidato procura acicalarse mas que de acostumbre, la visita a la regadera se vuelve obligada aun para los que piensan, con el “Piporro”, que la “cáscara guarda el palo”, y se procura resaltar los rasgos, gestos y actos que son del agrado de la electora en potencia, y también disminuir los errores, defectos y características negativas que pudieran generar un rechazo en la persona que se corteja.

En la época del cortejo los políticos, al igual que los pretendientes(as), van a todas, se hacen presentes a la menor provocación y con invitación o sin ella acuden a cuanta ceremonia, acto cívico, reunión, pachanga, festejo o sitio de aglomeración humana les es posible, siempre a condición de que pueda ver y ser visto por “aquellita”.

Pienso en esta analogía de los políticos con los pretendientes, al encontrarme las notas y las fotografías de los personajes que aspiran a un cargo de elección popular y que en estas ultimas semanas se han hecho presentes en inauguraciones de obras, festejos de cumpleaños, actos de solidaridad con las victimas de tragedias, reuniones de carácter sindical, asambleas de clubes de servicio, juntas de trabajo con colonos, exposiciones de productos y servicios, etc. etc.

En tiempos de campaña (o cortejo) los políticos (y los enamorados) van a todas, se aparecen con flores (becas y apoyos monetarios), regalan chocolates (despensas, bienes patrimoniales), sonríen a la presunta suegra, bromean con las amigas de la “suertuda” y aprovechan cualquier fecha del calendario cívico, religioso o político para hacer un gran festejo… hasta el “Día de la marmota”, instituido por Homero Simpson, es una gran fecha para organizar un pachangon.

En la prolongada campaña que cumplieron las fuerzas tricolores para recuperar el amor de los reynosenses, entregado por un trienio al pretendiente albiazul, se desplegaron todos los talentos para la seducción que posee el galán otoñal (mas de 70 años), el Casanova mexicano que domina el arte del encantamiento, que conoce las debilidades del corazón, que sabe dominar las pasiones y estimular los sentimientos… y que además cuenta con una “cartera” que puede brindar las caricias mas refinadas.

Ese tiempo lo extrañan los reynosenses. Fue el tiempo en el que se abrieron las modernas oficinas en las que se concentraron las dependencias del gobierno estatal.

Fue la temporada en la que se multiplicaron las visitas del Gobernador y las promesas – cumplidas - de ejecución de obras y aplicación de inversiones. Fue la época en la que se multiplicaron los beneficios directos a la población menesterosa, que tuvo acceso a la redistribución de la riqueza por la vía de la recepción de despensas, focos, becas escolares, servicios médicos etc.

Fue un tiempo en el que la disputa por el afecto - y el voto - de los reynosenses se materializó en la rehabilitación de los recintos escolares; en la contienda por llevarle a mas colonos el beneficio de una despensa; en el tendido de mas metros cuadrados de pavimentación, y en la discusión de la superioridad del asfalto versus concreto; en la organización de mas torneos deportivos y en el debate sobre la vocación deportiva de Reynosa, beisbolera o futbolera; en la defensa de la institución municipal o el respeto a la tradición y la autoridad del gobierno estatal.

Dicen que al estar enamorado experimentas una locura temporal o momentánea. Si esto fuera cierto, bienvenida sea la locura y solo esperemos que al estar inmersos en este fascinante trance, tengamos la suficiente lucidez para hacer la mejor elección respecto a quien confiamos nuestro amor… y nuestros votos.









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