lunes, 21 de octubre de 2013

El enemigo de Guevara Cobos

El Fogón
José Ángel Solorio Martínez
          El escenario priista de la sucesión tamaulipeca, ha sido ocupado por un solo personaje: Alejandro Guevara Cobos. Su posición en la estructura del gobierno federal, su trayectoria y su innegable presencia en la vida política estatal le han hecho salir del partidero con una holgada ventaja.
          Sus adversarios, maniatados por las paralizantes reglas de la política aldeana –decir: “no es el momento”, “no quiero porque estoy en un cargo que demanda todo mi tiempo”, “el partido aún no lo tiene en la agenda”, “primero la elección federal y luego la estatal”- quieren pero no pueden anunciar, que mueren por participar.
          En mucho, esa carga sobre las espaldas de la clase política la impone el gobernador.
No porque lo desee. Simplemente, es un ingrediente que opera como “estate quieto” desde que la entidad se transformó en un territorio de instituciones. Hay una razón sociopolítica: todo actor que se presuma precandidato a suceder al Ejecutivo estatal, en el momento en que lo asuma y lo haga público, limita y erosiona la capacidad de maniobra del gobernante que pretende sustituir.
          Cosas de nuestro sistema político.
          Bajo esa premisa, los cuadros políticos vinculados a la administración estatal en funciones están inhabilitados para articular una red de consensos por el estado sin la venia de su tutor político.
          Los políticos locales que juegan bajo esas circunstancias son dos –hasta el momento-: Alejandro Etienne Llano y Homero de la Garza Tamez. 
          Guevara Cobos, hasta hoy no tiene contrincante. 
          En términos cronológicos dos años y medio para la postulación del sucesor de Egidio Torre es un largo trecho. En función de las dinámicas políticas de una sucesión gubernamental, es un lapso reducido. No se construye una candidatura maciza al gobierno de Tamaulipas, en dos años. E igual: es imposible erigir un partido eficazmente competitivo, para esa monumental tarea en menos de tres años.
          Los boletos de Etienne Llano y de la Garza Tamez, están posfechados. Y eso, en el sentido concreto, real, es un capital sociopolítico virtual. No podrán utilizarlos, hasta pasadas las elecciones federales; los tienen en el bolsillo, pero no los pueden presumir y mucho menos facturar.
          El escenario, pareciera iluminar al mantense.
          ¿Quién puede en estos momentos, anunciarse en el PRI como adversario de Guevara Cobos?
          Por el momento, nadie.
          La presencia arrolladora mostrada hasta hoy, por el ex dirigente nacional del MNJR es de claroscuros. En los momentos que vive la entidad, más que mostrar una actitud incuestionable y poderosa al interior del tricolor, lo pertinente es el gesto sumatorio y generador de consensos entre su comunidad partidista. Las desventajas de las mayorías absolutas, es su proclividad al autoritarismo y a la exclusión. La mayoría de las veces llegan a la autocomplacencia: ¿Para qué necesito alianzas, si poseo un abrumador control de los resortes del poder? 
          En las recientes visitas del Presidente Enrique Peña Nieto, el coordinador de giras presidenciales ha dado varios traspiés. Incorporó al presídium a dos personajes victorenses: Humberto Filizola Haces y Álvaro Villanueva Perales. Ambos, distinguidos como detractores feroces del gobernador Torre Cantú. Una excesiva muestra de autoridad: ¿Era necesaria tanta rudeza, contra Egidio Torre?.. (Un gobernador, puede no ayudarte a ganar la gubernatura… …pero sí, puede ayudar a que la pierdas).
          Otro: su sobre exposición en los actos presidenciales.
          ¿Se requiere subrayar a la clase política tamaulipeca su cercanía con el Presidente?.. Guevara Cobos está en una situación en que debe administrar su poderío.
          Dos años y medio, es un larguísimo tiempo si se desea recorrer como precandidato.
          El más peligroso enemigo de Alejandro, anda con él, no se separa de él, actúa como él, vive con él…

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