México, los años perdidos

         

LUIS PAZOS

           En México podríamos ser, con los recursos naturales y humanos con que contamos, una de las principales potencias mundiales; sin embargo, tan sólo desde la consumación de la independencia en 1821 hasta 1851, tres décadas, estuvieron en el poder 50 gobiernos diferentes. Gran parte del siglo XIX se la pasaron nuestros antepasados peleando entre conservadores y liberales y poco hicieron para construir la Nación.

          A principios del siglo XX el país se empieza a unir mediante la infraestructura creada en el régimen de Porfirio Díaz. La Revolución Mexicana interrumpe esa modernización y de una dictadura personal se transita a otra de partido, que permanece hasta el final del siglo. En esa dictadura de partido hay avances en muchos sectores económicos, pero retrocesos en otros, como el campo, debido a una reforma agraria que institucionaliza la inseguridad de la propiedad. Hay un estancamiento en el proceso democrático durante todo el siglo pasado. El “sufragio efectivo” se queda sólo como lema en la papelería oficial.  

          Hasta el siglo XXI  empezamos a vivir la democracia y la división real de poderes a nivel federal. En la primera década del siglo XXI, aunque ya no hay grandes inflaciones ni devaluaciones, la incipiente democracia no se ha traducido en un moderno entorno legal que impulse el progreso económico. La falta de acuerdos en el poder legislativo para modernizar la legislación laboral, fiscal y energética nos resta competitividad, inversión, crecimiento y empleo.  

          Si queremos democracia y progreso es necesario que más ciudadanos analicen la causa de los problemas económicos, identifiquen las verdaderas soluciones, e  influyan en los legisladores para que implementen las reformas que nos permitan consolidar un régimen democrático en lo político y una economía eficiente y competitiva a nivel global. Sólo así podríamos, a partir de 200 años de independencia, lograr mejores niveles de vida para los mexicanos que viven en la pobreza, muchos de los cuales tienen que emigrar a los EUA en busca de empleo