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Oscar Diaz Salazar |
Para Reynosa, ni un
solo cordón de banqueta, ni una aula, ni una calle pavimentada, simplemente no
hay obras, ni grandes ni pequeñas... seguimos con el jarabe de pico.
Fueron dos
empresarios, un constructor y un gasolinero, los que me platicaron las razones
que tenían para apoyar al candidato a Gobernador del Partido Acción Nacional,
Francisco García Cabeza de Vaca, siendo que en ocasiones anteriores
invariablemente habían apoyado al del PRI.
Los dos empresarios de Reynosa, por
separado, me dijeron que decidieron apoyar al aspirante del PAN, luego de
escuchar lo que ofrecía para los reynosenses, en una de tantas reuniones que
Cabeza de Vaca sostuvo con los señores del capital.
La oferta del panista que caló hondo
en la conciencia de los hombres de negocios, sujetos prácticos que hablan el
lenguaje de los pesos y centavos, fue la promesa de empatar, peso a peso, el
presupuesto que el gobierno municipal aplica en Reynosa, en cada año fiscal o
calendario.
La argumentación del entonces
candidato iniciaba preguntando a su auditorio cuál era el presupuesto anual de
Reynosa, y luego de escuchar cifras, que rondan los mil quinientos millones de pesos,
el ahora gobernador ofrecía invertir otros mil quinientos millones de pesos en
obras en cada año, si el voto de los electores lo llevaba a ocupar la jefatura
del Poder Ejecutivo estatal
En días pasados, y a propósito de la
inseguridad que padecemos en Tamaulipas, Cabeza de Vaca se justificó diciendo
que no había engañado a nadie, pues en su momento afirmó que ese problema era
muy grave y que no se resolvería en el corto plazo.
Regresando con la promesa del
Gobernador de invertir lo mismo que el presupuesto municipal, y considerando
que a la fecha no se ha aplicado un solo peso, el pronóstico es que va a faltar
a su promesa y al final del año si habrá quien le reclame por el engaño.
De las pocas obras que actualmente ejecuta
el gobierno estatal, la más costosa es la pavimentación del estacionamiento del
estadio de futbol del equipo Correcaminos, en Ciudad Victoria. Obra superflua,
totalmente prescindible, que nada aporta al bienestar de los victorenses.
Para Reynosa, ni un solo cordón de
banqueta, ni una aula, ni una calle pavimentada, simplemente no hay obras, ni
grandes ni pequeñas... seguimos con el jarabe de pico.
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