Abrimos
la semana con la renuncia de Manlio Fabio Beltrones Rivera a la
presidencia del CEN del PRI
Ivonne Ortega Pacheco
Junio 24/2016
Abrimos la semana con la renuncia de Manlio
Fabio Beltrones Rivera a la presidencia del CEN del PRI, un anuncio
que, en el contexto de la sesión de la Comisión Política Permanente del
partido, impactó a la vida política nacional: de ese tamaño es la importancia
del PRI en el acontecer mexicano pero también de ese nivel es la talla de quien
fuera amigo personal de Luis Donaldo Colosio.
A la par que los
trágicos y lamentables sucesos de Oaxaca (que igualmente serán
motivo de análisis para una servidora), las noticias en los medios
tradicionales y la conversación en redes sociales se enfocan en un tema: ¿qué
es lo que sigue para el PRI?
Sin lugar a dudas es una cuestión válida e interesante de abordar, pero
me parece que la discusión debe ser más amplia, pues a la luz de los resultados
electorales recientes, la pregunta debe ser: ¿qué es lo que sigue para el
sistema político mexicano?
En las elecciones del 5
de junio pasado todos los partidos tuvieron derrotas y todos tuvieron
victorias. Ahí donde hubo resultados cerrados, también hubo voto diferenciado y
los gobiernos entrantes no tendrán mayoría en los Congresos locales.
¿Se contradice el
electorado? De ninguna manera: lanza un mensaje fuerte y claro porque incluye
en su decisión factores como el desempeño de los gobiernos, la calidad de vida
alcanzada en un sexenio, la personalidad y proyecto de candidatas y candidatos,
y un sentido de equilibrio bien perfilado: en México la
ciudadanía piensa detenidamente antes de votar. Y eso es más que positivo.
Así que lo que sigue es
entender ese mensaje y aprender la lección. Esa es la premisa que habrán de
seguir no sólo el PRI y su dirigencia sino todos los partidos
y todos los actores políticos de este país si no queremos ser totalmente
rebasados por la realidad social, que desde hace años va muy por delante de
quienes nos dedicamos al servicio público.
Se ve bonita la
publicidad en la que los dirigentes saludan impecablemente vestidos, pero hay
que salir a la calle no a tomarse la foto sino a trabajar: escuchar de verdad a
la gente y tomar nota de sus reclamos y de sus sugerencias. Tan relevante es la
opinión de los académicos como la de las amas de casa y los artesanos, la de
los científicos y la de los obreros y campesinos, la de los investigadores y la
de los estudiantes y jóvenes. Hay que acercarse a quienes viven los problemas a
diario para saber de qué se trata esto que a veces en automático llamamos
servicio público.
El PRI debe
y puede seguir su ruta hacia la renovación de su dirigencia, y de hecho la
prelación estatutaria ha hecho recaer en Carolina Monroy la
presidencia provisional del CEN. Tocará a su Consejo
Político Nacional analizar el perfil que se requiere en estos momentos
para encauzar sus trabajos.
Pero para quienes nos
interesa el futuro del país, la primera parada en el camino hacia el 2018 es la
revisión y el replanteamiento de estrategias y objetivos ante el mensaje
ciudadano del 5 de junio pasado. Y esto aplica a todos los partidos y
aspirantes a la presidencia, a las gubernaturas, senaduría, a las
diputaciones locales y federales, a las alcaldías y sindicaturas, a las
delegaciones.
Esta revisión, esta
transformación de la forma de hacer política para acercarnos a la gente y sus problemas
con el fin de resolverlos efectivamente y cumplir el compromiso del servicio
público ha de ser prioridad, con independencia de cualquier otro proceso. Esa
es mi convicción
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