El
Fogón
José
Ángel Solorio Martínez
El
desmantelamiento de la estructura tradicional de poder del PRI en Tamaulipas
–el encono del gobernador contra el priismo por considerarlo responsable de la
muerte de Rodolfo Torre Cantú-; el impacto atomizador, de la violencia en la
región –casi el 50 por ciento de la clase política del estado emigró por el
temor-; el escaso interés oficial, por aportar
instituciones para el despliegue de los talentos de la mujer –años sin nombrar
a la responsable del Instituto tamaulipeco de la Mujer y el poco empaque de
líder del Presidente del Comité Directivo Estatal del tricolor, Rafael González
Benavides han convertido en un fenomenal reto –para el institucional y el
gobierno local- la disputa de las 8 diputaciones federales de la entidad.
(Algunas opiniones acuciosas, exponen que el asunto de
equidad de género es a nivel nacional. Argumento un tanto desfasado. O sea
–dicen-: que en Tamaulipas pueden ser 6 y 2. Es posible, pero poco probable.
Trastocaría a otras regiones. Y desequilibraría la geografía tamaulipeca; por
una razón: las mujeres tienen la expectativa de que la equidad deben palparla
en su terruño, no en los ajenos. En otras palabras: cualquier opción que no
proporcione equidad a las entidades, resultaría contraproducente para cualquier
partido, e impactaría negativamente en el sistema político de la comarca).
Bajo esas circunstancias…
Bajo esas circunstancias…
¿De dónde sacar las 4 candidatas –obligación de la Ley-
de nivel competitivo, para enfrentar a unas oposiciones crecientes y combativas
en la región?..
¿Alcanzará el tiempo para preparar cuadros femeniles con
perfil ganador, a un año de iniciar la campaña electoral?..
En el contexto estatal, el priismo apenas posee dos
féminas que podrían jugar el rol de candidatas vigorosas: en Reynosa, María
Camargo y en Madero-Altamira a Griselda Carrillo. Y con una acotación: serían
excelentes opciones para el PRI, pero sufrirían para sacar el triunfo a un
panismo reynosense y Altamira-maderense muy sólido y con candidatas que ganan
más por el fatal escenario sobre el cual navega el tricolor que por su
estructura o su carisma.
En síntesis: sólo los distritos II y VII estarían –con
recato- a buen recaudo.
El distrito I –cabecera Nuevo Laredo- es un páramo para el PRI. Apenas asoma la ex diputada local María Alvarado Monroy. Exitosa agente aduanal. Ex líder del ONMPRI y cuadro del Movimiento Territorial en el CDE. Su crecimiento político ha sido frustrado por el grupo de metrosexuales formado por Horacio Garza, Ramón Garza y Carlos Cantú Rosas. Por alguna razón, esta tríada abomina a las mujeres.
El distrito I –cabecera Nuevo Laredo- es un páramo para el PRI. Apenas asoma la ex diputada local María Alvarado Monroy. Exitosa agente aduanal. Ex líder del ONMPRI y cuadro del Movimiento Territorial en el CDE. Su crecimiento político ha sido frustrado por el grupo de metrosexuales formado por Horacio Garza, Ramón Garza y Carlos Cantú Rosas. Por alguna razón, esta tríada abomina a las mujeres.
Está fuera de duda, la capacidad política de Alvarado
Monroy. Es el mejor cuadro femenil priista en esa esquina del estado. Pero no
le da, para accionar como una candidata competitiva.
El III distrito –cabecera Río Bravo- apenas están en
proceso de crecimiento político las damas. En la cabecera apenas dos mujeres
despuntan: Copitzi Hernández y Verónica Serna Gallardo. La primera, tiene
perfil para tareas muy menores; la segunda, se insertó en el CDE del PRI lo que
la convierte en ajena al proceso distrital, al menos como candidata.
(Tan desangrada se ve la clase política femenil de Río
Bravo, que el candidato –o candidata- podría salir del sur de Reynosa...)
En el IV distrito, –cabecera Matamoros- la última
elección local inhumó a los cuadros femeniles priistas. Resultó más poderosa la
presencia femenil azul. Yanín García y otras, quedaron echas polvo.
El V distrito –cabecera Victoria- está igual de anémico
que la frontera. Una dama, garantizaría para el tricolor entregar la plaza.
El VI distrito –cabecera en Mante- está tan desierto que
hasta en la postulación de Libertad García Cabriales –conocida en el sub mundo
de la política como la Reyna de la Basura- están pensando los priistas. No se
vislumbra una sola mujer, como para darle un triunfo al PRI en varios
centenares de kilómetros a la redonda.
En el VII –cabecera Tampico- lo mismo. No se percibe
talento ni presencia. Acaso Paloma Guillén Vicente, sea la única carta para
jugar con posibilidades. Sólo que parece estar muy cómoda, como Sub secretaria
de Gobernación.
El más nervioso, sin duda, es el comandante en jefe –el
auténtico- del PRI tamaulipeco.
Se juega todo, en la última apuesta en la que tendrá
cartas en mano…
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