domingo, 20 de abril de 2014

El adiós de Lázara

Polvorín
José Ángel Solorio Martínez
La reincorporación de la alcaldesa panista Lázara Nelly González Aguilar a la Cámara de diputados y su licencia a la alcaldía del municipio de Mainero, Tamaulipas junto con la remoción-renuncia de varios funcionarios municipales del sur del estado ponen en otra ruta la ingobernabilidad de Tamaulipas: se transforma en un fenómeno angustiante, porque pasa de la ineficacia gubernamental a la real y objetiva ausencia de gobierno. 
           Esos casos en donde se involucran a servidores públicos, se generan en un escenario de violencia y caos en la región.
       Los dos acontecimientos, no se pueden -ni se deben- separar de la ola de terror que azota a los ciudadanos tamaulipecos. El gobierno estatal, no sólo ha dejado a la gente en la orfandad y el abandono; ahora, muestra su desangrado músculo al exhibirse patéticamente incapaz para garantizar la buena marcha de la maquinaria gubernamental.
           El camino de Lázara, no es el mejor. Quizá, hubiera sido más comprometida su postura si hubiera salido –como su homólogo de Mier- a encabezar las inquietudes ciudadanas y solicitar desde la calle y al frente de quienes la eligieron más presencia del gobernador Egidio Torre Cantú en un pueblo que ya bastante ha sido flagelado por la peste de los malos gobiernos.
           Pero opinar a la distancia, no es lo más saludable.
           La actitud de la alcaldesa, se debe respetar.
           Finalmente, es una prueba más del gobierno fallido que vive Tamaulipas.
           Triste colofón, para un eslogan que ya más bien parece epitafio:
           “Tamaulipas está bien y le va a ir mejor…”

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