martes, 8 de abril de 2014

La pesadilla del Enano del Mal…

Polvorín
José Ángel Solorio Martínez
           El alcalde de Tampico, Tamaulipas Gustavo Torres Salinas, tiene un grande problema en la ciudad que no ha podido gobernar: la caída de su credibilidad entre la población de la zona conurbada. Cierto: es injusto. Él no es el responsable directo, de la violencia que hoy azota el puerto. Es una causalidad, tan diversa como múltiple. Lo sorprendente, es que la población en las redes sociales y en los medios lo culpe de un fenómeno que él no alcanza a comprender, ni mucho menos imagina cómo enfrentar.
           Torres Salinas, estaba muy jubiloso gobernando con sus amigos y su familia.
           Hasta que la realidad lo alcanzó.
           (En forma por demás reprobable y absurda declaró: “Nomás fueron tres muertos en Tampico…” Para referir que los restantes habían perecido en otros municipios conurbados).
           La indignación de los porteños afloró, cuando el insensible alcalde asistió a realizar honores a la bandera a una escuela primaria. Trataba, se infiere, de dar a la ciudadanía un mensaje de que “en Tampico no pasa nada.” Los boletines de la alcaldía, circularon una fotografía del evento; hicieron arder a los usuarios de Twitter y de Facebook. 
           Le recordaron, la casi veintena de muertos, en pleno centro de la ciudad.
           Le preguntaron, si él andaba con sus escoltas y con su vehículo blindado.
           Le dijeron, que era un alcalde estólido.
           Le sugirieron, que se pusiera a trabajar por Tampico.
           Para salir al paso del reclamo popular, Torres Salinas ha dicho que las tres órdenes de gobierno van a enfrentar las expresiones de inseguridad que flagelan Tampico.
           Infructuosa estrategia.
           La gente no le cree.
           Se le acabó el sueño de ser gobernador.
           Ahora, el Enano del Mal, vive su más amarga pesadilla…

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