miércoles, 18 de septiembre de 2013

Historias de salidas…Parte II

Tiempos de Guerra
Feliciano Rangel Montoya
17/09/2013
         Para el 1993 la efervescencia política seguía en aumento, después de la insurrección zapatista; los magnicidios de Colosio y Ruiz Massiu, de un final de sexenio catastrófico, llega vía fas track a la candidatura y por ser el único que tenía oportunidad de ungirse en ese momento.
          Con Ernesto Zedillo, el presidente en turno, Carlos Salinas, estaba contra la espada y la pared, no le quedaba otra y lo puso como candidato en sustitución del mal logrado Colosio.
          De inicio el famoso error de diciembre, que después desemboco en el FOBAPROA, deuda que Zedillo, nunca pudo quitarse la sombra de este quebrando económico, y que fue su cruz durante su mandato.
          Pero al parecer eso no fue lo más grave en el sexenio zedillista, por primera vez en la historia el PRI, pierde la mayoría en el congreso de la unión, y el priismo ahora era oposición en las cámaras alta y baja.
          Desde ahí Ernesto Zedillo comienza un viacrucis que lo llevaría a remar contra corriente, a hacer cosas extraordinarias, y a recibir la crítica severa y dura de sus compañeros de partido.
          Antes de salir, no permitió que en ese momento el candidato mejor posicionado que era Roberto Madrazo, fuera candidato del PRI,  y a toda costa hizo pagar sus afrentas al tabasqueño.
          En su lugar llego un desgastado Francisco Labastida Ochoa; quien a pesar de su experiencia política no era ni de chiste la mejor opción del priismo.
          Pero nada cambio, Ernesto Zedillo, dicen los priistas entrego el poder a su acérrimo rival el PAN, y eso nadie se lo perdona, en la caída el estadista mexicano era reconocido en el extranjero como un demócrata y como uno de los líderes mundiales más reconocidos, pero eso era en el extranjero, aquí sus paisano y compañeros de partido de traidor nunca lo bajaron.
          Así fue su salida, como traidor a los principios revolucionarios del priismo, y ese hecho hasta la fecha nadie se lo ha quitado de encima, así fue su salida y así es recordado.
De aquello y lo demás…
          Nadie en su sano juicio decía que Tamaulipas se pintaría de tricolor, para muchos las cosas estaban mal, al final se ganaron 35 de 43 alcaldías “haiga sido, como haiga sido” y de paso también la mayoría en el congreso local.
          Ahora viene lo bueno, os liderazgos regionales empezaran a brotar de una u otros forma, la geografía política tamaulipeca empezó a cambiar, y se quiera o no se voltea a ver horizontes inimaginables hace apenas unos meses.



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