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Jose Angel Solorio Martinez |
Voy con el Guasón…
Los súper héroes,
son entes míticos por lo fantásticos. Son representantes del bien, y de los
valores más sublimes de la sociedad posmoderna. No pecan, no transgreden los
principios dominantes de la época y de la comunidad de su tiempo, y son
defensores de los principios bienhechores de la Justicia y la Libertad.
(Nacidos en USA, los superhéroes más
conspicuos, son liberales. Por razón tal, ninguno adquiere tintes de luchador
por la Igualdad, que es un principio universal de la Izquierda).
Para agigantar sus virtudes, a los
súper héroes, se les hace acompañar de un elemento antitético. Es claro el uso
de ese elemento: hay que construir el mal para que el bien pueda desplegar sus
bondades y su ontología.
El caso de Batman, es emblemático en
el tema de los dioses de la posmodernidad.
Debo decirlo: no
comulgo con el Hombre Murciélago.
Para nada.
Me parece patética y lamentable su
figura sombría. Su traje, es un remedo de músculos para engrandecer a un sujeto
alfeñiquesco cuyos deportes que practicó en su exquisita vida fueron las
canicas, las comiditas y los encantados.
El Batimóvil, es un carrazo.
Justo al tamaño del ego de su
conductor.
Su personalidad, su mentalidad, es la
de un decadente pequeño burgués. No combate el crimen con una aspiración
justiciera; más bien, aniquila a la delincuencia con un evidente y avieso deseo
de venganza.
E ahí su perversión: nadie que busque
venganza, puede presumir de un deseo incuestionable y generoso de hacer
Justicia.
El Guasón, es la representación
contraria de Batman. En todos los sentidos.
A contrapelo del murciélago, el
vestuario del hombre de la sonrisa eterna, es colorido, alegre, festivo. Y su
gigantesca sonrisa –generada por un chorro de ácido- parece ser su visión ante
la vida que le tocó sufrir y la muerte que algún día lo alcanzará.
La sonrisa del Guasón es resiliencia.
Es la adaptación del carácter y del temple, de alguien que tiene que remontar
la adversidad, solo y su alma. Es el triunfo del temperamento, sobre el drama;
es la galvanización del espíritu, ante los desafíos de una vida que a diario
nos recuerda que “no es fácil”.
La maldad de Guasón no va contra los
desposeídos. Más bien, va dirigida hacia las élites de la cual Batman
felizmente forma parte. La mofa, es el arma y la munición de este antihéroe
contra sus pecaminosos adversarios; no acribilla, no incendia, no lacera.
La ironía y el sarcasmo, son sus
utensilios para combatir a quienes lo odian por ser permanente y evidentemente
feliz.
En esencia, es un rebelde que se
propone subvertir el orden, para burlar a sus conciudadanos y ridiculizar a
Batman.
Por eso, y por muchas cosas más, voy
con el Guasón
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