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Feliciano Rangel Montoya |
“El
Barrio de la Galeana en Matamoros”
Julio
06/2017
Mucho se ha escrito
sobre la Galeana, no dudo que el ingeniero
Clemente Rendón, erudito de la
historia y cronista de la ciudad, halla escrito sus historias sobre este
popular barrio. O también el Profesor Andrés Cuellar, otro prodigio de la crónica, haya puesto
su pluma en alguna historia de la Galeana. Inclusive Miguel De la Rosa, escribió el libro 7 y Galeana, referenciando al lugar de su nacimiento. Pero esa es otra historia.
En este barrio y ya de lleno en la
crónica, surgieron las primeras maquiladoras, en su mayoría dedicadas a la pica del camarón y la jaiba, conocidas
como “despicadoras” y donde el producto
final tenía como destino los Estados Unidos, pero también ahí se encontraban bares,
centros nocturnos, discotecas, aprovechando la cercanía con lado americano, y
que representaba un verdadero manjar para los visitantes del Valle de Texas, que abarrotaban sus barras y mesas.
Sin embargo lo que realmente
movía la zona era la Aduana, ese mítico lugar, que dio origen a
millonarios e historias de hombres bragados.
Por las oficinas de la aduana pasaba de todo, y de eso la historia registro
demasiado; en estos mismos confines, se asentaron la mayoría de los despachos
dedicados al comercio internacional (agencias aduanales) y su fuerza laboral se contaba por cientos y
cientos.
No existía la alta tecnología y todo
era hecho a mano, a pluma y papel, con un sello que garantizaba su
autenticidad. La ruta fiscal como se le conoció tiempo después se vino abajo,
con el primer acomodo que dio Carlos Salinas a las aduanas y desaparecer el
resguardo aduanal.
Para posteriormente llegar a la época
del internet y los empleos el comercio exterior empezaron a descender rápidamente.
Y con el cambio y modificaciones después del TLC, muchas de estas tareas pasaron a ser parte de la
historia, y la aduana cambio de sede, ahora se ubica en el nuevo Puente
Internacional Ignacio Zaragoza, y de un día para otro, lo único
que aún tiene visitantes y reúne a las personas es el campo
de Softbol de la liga aduanera,
ubica al final de la calle Galeana,
y de ahí todo luce solitario, solo 2 oficinas de agencias aduanales siguen en pie por esos rumbos, y también la
asociación de agentes aduanales está
en el rumbo, pocas familias viven ya en el sector, y hasta los tacos de bistec
con frijoles ha dejado de funcionar.
Por eso es importante darle una nueva
imagen e impulso a esta zona, los esfuerzos de Jesús De la Garza, alcalde de la
ciudad de Matamoros, para regresarle vida y movimiento al barrio de la Galeana, es de verdad una verdadera hazaña, sin embargo los
proyectos culturales y de desarrollo de esta zona darán vida y renombre a este
sector.
El Centro Cultural, la avenida de
las Américas, la Calle 9, y la antigua ruta
fiscal, darán cuando concluya este proyecto uno de los lugares y centros
recreativos más vistosos y sustentable del norte del país. Las acciones y gestiones
emprendidas por Chuchin De la
Garza, hace posible que en mediano plazo se vean los resultados, por lo pronto el Museo del Ferrocarril
esta listo, montado y armado.
De aquello y lo demás…
Mucho se ha especulado sobre al
adquisición de una camioneta blindada por parte del municipio de Reynosa, inclusive algunos regidores se atrevieron a
preguntar cual era el grosor de dicho blindaje. Y para esta historia le comento
otra, que vive hace algunos años.
El maestro Ramiro Osorio Fonseca,
colombiano, ex secretario de educación de Colombia, ex embajador de Colombia en
nuestro país, ex director del Festival Cervantino en Guanajuato, y ex director del Festival de la Ciudad de México,
en una visita a Matamoros, con motivo del Festival Internacional de Otoño,
donde Colombia era el país invitado, observo que el edil matamorense, prácticamente llego a los recintos manejando solo,
acompañado de su esposa y un asistente. Y el embajador colombiano enfatizo: “No
traen seguridad, ni camioneta blindada el alcalde y su esposa” y también
agrego, en Colombia es por ley, y no se ve esto allá. Algo suponía en esa
época, cuando el tema de la inseguridad, en esos años avanzaba a través de
Centro América a nuestro país.
La seguridad de un edil, de una
ciudad como Reynosa, es de primer orden, no por
tratarse de la persona, y si esta es bonita, fea o exuberante. Si no se trata
de proteger al personaje, sino a la institución. Y es ahí donde muchos críticos
y periodistas de ocasión pierden su objetividad.
Razón de sobra tiene la
alcaldesa Maki Ortiz, de realizar acciones de
seguridad, para proteger la institucionalidad de la alcaldía, así como el gobernador Cabeza de
Vaca, realiza lo propio en su seguridad personal. Por que la representatividad de uno y de otro, va más allá de una critica
insana y revanchista, al final las instituciones ahí se quedan y los hombres
van y vienen.
chanorangel@live.com.mx
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