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Edy Pintor |
La tarde en que Rodolfo vivió…
Junio 29/2017
Ayer se cumplieron siete años.
Fuimos testigos presenciales de una
tarde de Junio en el estadio Tamaulipas de
la zona conurbada del sur del estado. De esas tardes bochornosas y muy
húmedas.
El evento del cierre de campaña en el
estadio Tamaulipas estaba programado a para las 17:00 horas, pero comenzó casi
a las 19:00, debido al desorden provocado por tanta gente metiendo mano a la
agenda del candidato.
Ese día jugó la selección y la
coordinación de campaña atribuyó el retraso al partido que habían visto en Cd
Victoria.
El cierre estaba contemplado para los
tres municipios de la zona conurbada juntos, pero 24 horas antes, por un
capricho del primo de Eugenio Hernández, Javier Gil, cambiaron el cierre de
Altamira y se hizo en “El Cebú”.
Las batucadas estaban a tambor
batiente y las lideresas priístas con las porras en alto esperando a su querido
doctor…
Un detalle, nos llamó poderosamente
la atención: al doctor Torre Cantú, lo metieron por el lado contrario del
estadio Tamaulipas, es decir, por donde entran los jugadores, cosa que no
estaba considerada dentro de los protocolos de seguridad. El argumento fue que
no bajarían la camioneta porque era ‘dura’ – blindada- y estaba muy pesada.
Alguien sugirió que el candidato subiera a la camioneta de
Jaime Turrubiates, candidato a presidente municipal de Madero; bajaron al
chofer de Jaime y pusieron a Jaime en el volante y a Rodolfo en el asiento del
copiloto. Los dos llegaron juntos.
Gonzalo Alemán Migliolo era el
coordinador del sur del estado y en el estrado ya se encontraba Miguel Manzur,
Sergio Posadas, Ricardo Gamundi, la señora Beba de la Garza, Óscar Pérez Inguanzo,
entre otros varios… Después de todos ellos, llegó visiblemente agitado Tomás
Yarrington, uno o dos minutos adelante del candidato.
Una vez en el estrado, Tomas se veía
muy intranquilo viendo el reloj y haciendo ‘bosos’ (pequeños eructos para sacar
el aire provocado por las agruras). Ricardo Gamundi, sudoroso y nervioso, no
dejaba de mensajear… alguien preguntaba a Sergio Posadas Lara: ¡Por qué tanta
seguridad!
De pronto, Beba de la Garza de Torre
Cantú, bajó del estrado con lágrimas en los ojos hacia la camioneta que la
traía; Alejandro Martínez “El Bolillo”, se apresuraba tras su jefa. Algo
sucedió o algo presintió.
El evento comenzó y la militancia
ensalzó al Rodolfo Torre.
Entre tanto bullicio el evento concluyó,
ya daban casi las diez de la noche cuando toda su seguridad, dejó solo y a
oscuras a Rodolfo, rodeado de periodistas y reporteros dando, lo que nadie
hubiera imaginado: su última entrevista ante medios de comunicación.
Esa tarde por adeudos con CFE y
trámites burocráticos, no se pudo contratar la energía eléctrica y se tuvieron
que meter las denominadas ‘luciérnagas’ para la iluminación, pero ya lejos del
estrado, el doctor Torre, quedo casi a oscuras.
El ambiente se sentía enrarecido.
Como si el diablo anduviera danzando…
Minutos después, hizo presencia uno
de los encargados de su seguridad, lo tomó del brazo y el doctor Rodolfo Torre,
con el rostro visiblemente angustiado y con temor, espetó: “Pensé que nunca
vendrían por mí, cabron…”
Al día siguiente, a Rodolfo Torre
dieron muerte.
Muchas gracias y hasta pronto…
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