Jose Angel Solorio Martinez |
Dos guerrilleros…
Uno se llamaba Santiago Herrera; otro
Elías Orozco. Vivieron en Río Bravo, Tamaulipas la mayor parte de sus vidas.
Uno ejidatario; el otro, hijo de pequeños propietarios que lo enviaron a estudiar
Agronomía en la sede Mante de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Herrera,
era un hombre curtido por los soles y los fríos extremosos del norte
#tamaulipeco; Orozco, siempre fue un mocetón güero, ojo zarco, chaparrón pero
con un físico macizo como de cargador.
Ambos, se fueron a la guerrilla.
Elías, se sumó a la Liga 23 de
Septiembre.
Chago, organizó una célula rebelde
campesina regional.
Orozco, fue entrenado en las
congeladas estepas de Corea del Norte.
Herrera, se capacitó en las polvosas
llanuras fronterizas tamaulipecas.
Elías, experimentó la dureza de la
capacitación oriental: a las 4 de la mañana, debía correr sobre la nieve en
pantalón de campaña y playera cargando una maleta de 40 kilos en la espalda. Y
después del almuerzo, a ejecutar simulacros de combate en una ciudad construida
como set cinematográfico.
El ingeniero, fue célebre por su
precisión al tiro con su 45.
-En el combate urbano, no hay como la
45. Te permite discreción, y respuesta rápida en el combate-, me diría años
después Benjamín.
(Benjamín, -también ingeniero
agrónomo- era hermano de Elías y acompañó en la aventura a los militantes de la
Liga 23 de Septiembre. Se distinguió como un excelente combatiente. Era
utilizado frecuentemente como “poste”. Esta función, comprendía permanecer
vigilante afuera de los bancos que eran asaltados –expropiados decían ellos-, y
evitar sorpresas de cualquier orden para sus camaradas en el interior del
establecimiento).
“Ponía la escuadra bajo un periódico,
y esperaba”, me dijo.
Herrera, militó por años en el
Partido Comunista Mexicano en tanto Elías, fue miembro de las Juventudes
Comunistas –brazo joven del PCM- que se radicalizaron a partir de los sucesos
de 1968 y después el asalto al cuartel de Madera, Chihuahua. Los dos, poseían
una sólida preparación política marxista.
Herrera, pasó a ser asediado por la
brutal Brigada Blanca –cuerpo paramilitar dedicado a combatir la guerrilla en
los años 70- cuando decidió secuestrar a un rico prestamista de la 28 –así era
conocida la brecha 128 en el pueblo- en Río Bravo, Tamaulipas. Elías entró en
la lista de los más buscados, cuando en un intento frustrado resultó muerto el
magnate nuevoleonés Eugenio Garza Sada.
Chago, fue localizado por la Brigada.
No pudo salvarse…
…o no quiso.
Murió disparando. Sólo hasta que se
quedó sin munición, los paramilitares lo abatieron. Las bajas de la Brigada,
nunca se supieron; ni se saben.
Varios correligionarios del
guerrillero, que lograron escapar del cerco, contarían años después que varios
federales atacantes cayeron en el operativo.
Elías, sobrevivió a la cacería que se
desató en su contra, algunos días.
Finalmente fue atrapado en un hotel
del estado de México. Más de 100 federales rodearon el lugar en donde se
guarecía y le echaron el guante. Llevaban instrucciones de atraparlo con vida.
Los empresarios de Nuevo León, lo querían vivo y preso en el tenebroso penal
del Topo Chico.
Así fue.
La frontera, siempre ha sido
territorio de contrastes.
Y lo será seguramente.
¿Por qué debería cambiar?..
Hombres que mueren en defensa de
intereses personales: narcos, contrabandistas, lenones, prestamistas, sicarios.
Y hombres que mueren y viven por
ideales: rebeldes, disidentes y opositores.
Cada uno, en lo suyo.
Cada quien en su tarea…
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