La cosa cultural…
José Ángel Solorio Martínez
La mayoría de la comunidad cultural –creadores y promotores-, se ha
sumado –o al menos se ha visto interesada- en la campaña del candidato priista
a la gubernatura Baltazar Hinojosa Ochoa. Gente de la plástica, del teatro, de
la escritura, de la música, de todas las regiones de Tamaulipas apuestan
masivamente al matamorense.
¿Por qué un PRI,
desgastado, conformado por una clase política más que desprestigiada, sigue
siendo la opción de las familias del arte en la región?..
Existen explicaciones
más de fondo, que sólo la capacidad de convocatoria del candidato priista. No
todo, ha sido la capacidad de cohesión de Hinojosa Ochoa. En este fenómeno, ha
influido –y en gran parte- el desdén del panismo por la cultura y las
instituciones que de ella derivan.
El candidato panista,
Francisco García Cabeza de Vaca ha centrado su propuesta política en métodos de
combate a la inseguridad. Y al viejo estilo de Felipe Calderón, plantea
soluciones policiacas y no correcciones de tipo social en donde la cultura y
las artes deberían aparecer como uno de los antídotos principales.
La derecha arrastra un
atavismo histórico. Por su naturaleza ideológica, es un ente distante de la
creación y de las artes; por una razón de peso: todo acto creativo, parte de la
crítica a lo existente y todo evento cultural relevante deviene de una ruptura
con lo anacrónico.
En otras palabras: el
ejercicio creativo, en esencia es un acto de rebelión. Y toda acción de
rebelión, atemoriza a las mentalidades conservadoras que por lo mismo, son
mojigatas.
Otra actitud que
mantiene distante a los creadores y artistas de los partidos de derecha –entre
los cuales el PAN es la expresión más articulada- es su percepción de lo que
deben ser las instituciones culturales. Perciben todo subsidio a las artes,
como dinero tirado al caño.
Presumen que el mundo
artístico, es ajeno a las esferas gubernamentales porque lastima presupuestos
que debieran dirigirse a proyectos productivos más concretos.
Hasta ahorita, se
desconoce el planteamiento panista sobre la problemática cultural tamaulipeca.
Es decir: el candidato
panista, ha echado en brazos del aspirante priista uno de los más interesantes
nichos del mercado electoral.
(Y en una contienda tan
competitiva, alejarse de un grupo social -por menor que parezca- no es lo más
sensato).
“La derecha nunca ha
ganado un batalla cultural en México”, sentenció Carlos Monsiváis.
(Él mismo, fue
protagonista de intensos debates con los intelectuales de derecha).
¿Por qué la izquierda,
no es una alternativa para los creadores tamaulipecos?..
Los artistas
tamaulipecos, se alejaron de la izquierda cuando empezó a desdibujarse. Y
abandonaron esa trinchera, cuando se frivolizó y segmentos de la delincuencia
incorporaron a sus personeros a cargos directivos de los más potentes partidos
progresistas.
El debate que viene, será
una excelente oportunidad para que los aspirantes a gobernar
Tamaulipas, echen su
gato a retozar y digan a los tamaulipecos que nos ofrecen en el rubro de la
cultura y las artes. Ya todos, se han puesto el traje de súper héroes y
prometen acabar con la delincuencia en un santiamén.
Valdría la pena, saber
qué piensan –los candidatos- hacer con la diezmada estructura cultural
tamaulipeca y con un segmento social que representa uno de los más encomiables
capitales humanos del estado.
No todo es echar bala a los maleantes.
Ni acabar con la
galopante corrupción.
Ni mucho menos,
programas para iluminar calles.
Hay que ir al teatro, al
museo, a la galería y prender de vez en cuando, el carbón con las flamas del
huapango, del trío, o del fara fara…
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