Polvorín
José Angel Solorio
Martinez
Octubre 31 2014
Lo escenarios tamaulipecos-como los del país-son como nunca: voraces,
depredadores. No sólo la ciudadanía, sigue siendo
aniquilada por esas dolorosas circunstancias. Otro segmento social, engullido
por esos paisajes de violencia e inseguridad, es la clase política.
En un
santiamén, están cayendo liderazgos que se pensaron sólidos e indestructibles.
En un
suspiro, representantes de gobierno son pulverizados por una gigantesca ola
negra, que amenaza con cubrir cualquier indicio de esperanza.
En un
tris, personalidades de la política y del gobierno son transformados en
guiñapos, en productos vergonzosos y por lo mismo desechables. No hay quien se
salve. Ni los representantes del PRI, del PAN o del PRD. Todos, son tan
vulnerables que transitan por estos días con un rostro de pena y de bochorno
inocultables.
Ejemplo ilustrativo de ese entorno tan abrasivo es la alcaldesa de Matamoros, Tamaulipas Leticia Salazar. Hace unos días se le percibía, jubilosa, alegre, protagónica. Hoy, después del asesinato de tres jóvenes México-americanos a manos de su grupo policial de élite Hércules su vida dio un vuelco.
Un capital político, acumulado en años de persistente actividad en el PAN, se desmoronó. Nadie cree, que la alcaldesa sea totalmente ajena a los acontecimientos. De hecho, los padres de los chicos inmolados, culpan a Lety del crimen.
En una semana, Salazar pasó de ser una presidenta respetada a una alcaldesa bajo sospecha.
Ejemplo ilustrativo de ese entorno tan abrasivo es la alcaldesa de Matamoros, Tamaulipas Leticia Salazar. Hace unos días se le percibía, jubilosa, alegre, protagónica. Hoy, después del asesinato de tres jóvenes México-americanos a manos de su grupo policial de élite Hércules su vida dio un vuelco.
Un capital político, acumulado en años de persistente actividad en el PAN, se desmoronó. Nadie cree, que la alcaldesa sea totalmente ajena a los acontecimientos. De hecho, los padres de los chicos inmolados, culpan a Lety del crimen.
En una semana, Salazar pasó de ser una presidenta respetada a una alcaldesa bajo sospecha.
No ha
dicho nada, hasta ahora.
Y
tiene mucho qué decir.
Lo
cierto, es que diga lo que diga, ya no será la Lety en la que muchos confiaban
para tareas mayores…
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