Polvorín
José Ángel Solorio Martinez
Julio 07 2014
El
diputado Diego Guajardo Anzaldúa, se ha apropiado de uno de los bienes públicos
más emblemáticos de Río Bravo, Tamaulipas.
Aprovechando sus viejas alianzas con
un grupo de campesinos del Ejido Río Bravo, el legislador logró que le
entregaran –en forma por demás ilegal- en renta, el edificio de lo que en el
pasado fue el casco de la Hacienda La Sauteña.
La construcción de ladrillo, es un
edificio histórico que tiene limitados sus usos, por tal motivo; pero será
transformado en un negocio particular de la familia Guajardo: está proyectado
convertir los amplios espacios de ese inmueble en un salón para fiestas y en un
pequeño centro comercial para su beneficio.
exclusivo.
Lo que otrora operó como un espacio
público y de uso popular, ahora es manejado con mezquindad y con tintes
políticos.
Esa actitud, ha generado que eventos
organizados por la presidencia municipal –con quien tiene enconos Guajardo y
sus corifeos- ya no se presenten en ese lugar.
Esperando mejores tiempos para
levantar su negocio en lo que popularmente se conoce como la casa de ladrillo
–toda vez que muchos ejidatarios no estuvieron de acuerdo con la entrega de
derechos de La Sauteña al ex alcalde- Diego ha instalado en la vieja casona que
usufructúa indebidamente en renta, su oficina de gestoría.
El despojo ha sido avalado –a decir del mismo
Guajardo- por la Cámara de Diputados de Tamaulipas.
La indignación ciudadana, va en
ascenso contra Diego.
Al parecer, a él poco le importa:
vive en Mc Allen, Texas…
EDITORIAL
DE
José
Ángel Solorio Martínez
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