El Fogon
José Angel Solorio Mtz
Agosto 18/2013
El desafío del PRI tamaulipeco, se ve muy grande para
el nuevo dirigente. Ramiro Ramos y compañía...
El desafío del PRI tamaulipeco, se ve muy grande para
el nuevo dirigente. Ramiro Ramos y compañía, dejan un partido en liquidación. 8
alcaldías perdidas y 6 diputaciones de mayoría, no es poca cosa para un
tricolor que en tiempos no muy lejanos todavía lograba carro completo en la
entidad. El capitán Ramos, no pudo con el paquete. Su notable inexperiencia
–apenas había ocupado un cargo de regidor en su natal Nuevo Laredo- pesó en la
tarea que prematuramente le encomendaron.
El corto tiempo que estuvo a cargo de la nave
tricolor, no le dio tiempo ni de conocer a los actores políticos de Tamaulipas.
Eso le generó, incapacidad para entender las diferentes formas de hacer
política en las regiones del estado y llevar a buen fin las negociaciones entre
los grupos y sus precandidatos. Acostumbrado a la grilla estudiantil y al
acarreo de colonos en su ciudad natal, no pudo adaptarse a la intensa jornada
que exige el liderazgo de la primera fuerza política en la región.
Quiso pero no pudo.
Y lo más grave: no se dejó ayudar.
Su corto liderazgo, se caracterizó por una soberbia
inexplicable en una persona de tan pocas luces; su petulancia, rebasó los
límites de lo prudente en un político de tan poca monta. Muy probablemente,
intentó imitar a su maestro y padrino Manuel Cavazos Lerma en su forma de
conducirse; copia fatal: el matamorense siempre llevó condecoraciones que
apuntalaron su arrogancia. Ramiro, apenas es capaz de memorizar un párrafo para
preparatoriano.
Los resultados de Ramos dejaron marcado su paso por el
PRI.
Ahora el neolaredense se promueve para ocupar el
liderazgo de la mayoría en el Congreso del Estado. Nada remoto que lo pueda
lograr.
La
política está llena de paradojas y de sinsentidos.
¿Qué
manejo se esperaría de Ramiro si llega al Congreso?..
Malos conductores,
excepcionalmente dan buenos corolarios. Si se unge a Ramiro Ramos como
representante de la mayoría priista, enfrentará complicaciones para llegar a
consensos con las bancadas opositoras. Por una razón: viene de una campaña
electoral en la cual confrontó a las principales fuerzas políticas; no está
desgastada totalmente su capacidad de negociación con estos actores, pero sí
los puentes de entendimiento político quedaron dañados. A ello hay que sumar su
inexperiencia y su impericia en las dinámicas parlamentarias, que por lo
general resultan más complicadas que las negociaciones en la arena electoral.
Tradicionalmente, el Ejecutivo estatal en su segundo
periodo de gobierno requiere de un cierre depurado, pausado y equilibrado. En
todos los frentes. En la administración de Justicia; en la administración
pública y sobre todo en el ejercicio parlamentario, que en los últimos años ha
sido el espacio natural de confrontación de las diversas fuerzas sociales de la
entidad. Es decir: el Congreso del Estado, es uno de los territorios en el cual
con mayor claridad se construye parte de la gobernabilidad.
De otro modo: el gobernador requiere en la última
mitad de su gestión, de cuadros políticos y administrativos que soporten con
destreza las tensiones de fin de sexenio y los inciertos retos de su propia
sucesión gubernamental.
Ramiro se ve muy verde, para encomienda tal.
No sólo tendría problemas para comprenderla; también,
sufriría para llevarla a cabo.
¿Tendrá capacidad para conducir los trabajos para la
necesaria reforma electoral?
¿Será el parlamentario que se requiere para encabezar
los debates sobre el aborto o la legalización de la marihuana?
¿Podrá articular los debates sobre las cuentas
públicas de los alcaldes que dejaron en bancarrota a la mayoría de los
Ayuntamientos tamaulipecos?
Ahora, que si de lo que se trata es de hundir la nave…
…denle el bastón de mando y mándenle de asesor a
Morelitos.
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