Una de las conductas que se ha convertido en costumbre, generando miseria y desempleo entre muchos mexicanos, pero a la vez aceptada en varios círculos sociales es la corrupción.
En todos los gobiernos hay corrupción en diversos grados, pero en el caso de México hay quienes consideran al gobierno como una fuente natural de enriquecimiento.
La corrupción no es inherente a los mexicanos ni somos un pueblo corrupto por naturaleza, sino ésta es producto de un sistema político y legal que durante el siglo pasado creó las condiciones para que floreciera y se reprodujera, no tan solo sin castigo, sino respetada por muchos mexicanos.
En el libro Los ricos del gobierno, la costumbre de la corrupción, identifico las causas estructurales de ese fenómeno, que mantiene en la pobreza a millones de mexicanos.
Documento cómo atrás de posiciones ideológicas y del teórico objetivo de distribuir la riqueza o la tierra, se realizan jugosos negocios, que generan camadas de ricos del gobierno. También demuestro cómo disfrazados de defensores de la soberanía y del nacionalismo, legisladores mantienen monopolios estatales donde se cocinan negocios millonarios.
Analizo como la corrupción en las estructuras corporativas en el campo, en la educación y en las empresas estatales son protegidas por un partido a cambio de recursos y votos en las elecciones.
En el libro Los ricos del gobierno explicamos la simbiosis entre una generación de políticos, de empresarios y la corrupción estructural en México.
Esa corrupción, enquistada en nuestro tejido social, solo puede ser superada si la clase media mexicana tienen una conciencia clara de la relación entre la inflación, el endeudamiento excesivo, la pobreza y la violencia, con una corrupción estructural que ha dado lugar a generaciones de Ricos del gobierno, que llegan, mantienen o recuperan el poder con base en la corrupción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario