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Jose Angel Solorio Martinez |
Política
y Código penal…
Reynosa, Tamaulipas es una ciudad sin
ley. Y eso deriva, que sea un territorio sin autoridad. El Ayuntamiento que
preside la doctora Maky Ortiz Domínguez, pasó a ser un ente deslegitimado y vulnerado
en su línea más sólida de flotación: su asesor de lujo y más cercano
colaborador, Hugo Ramírez –consistente militante del PAN tamaulipeco- fue
privado de su libertad por no responder a los requerimientos del Fiscal que
indaga presuntos actos que generaron la falsificación de documentos para meter
a la nómina de la ciudad, a hombres y mujeres que por su origen no cumplían los
requisitos para ser parte de la planta laboral.
(En caso tal, hay mucha gente. Unos
venidos de Monterrey, otros del altiplano tamaulipeco, y uno que otro de Río
Bravo. Justo esa es su carga deslegitimadora: decenas de funcionarios trabajan
con papeles apócrifos, según se deduce.).
Los impactos
jurídicos del asunto, ya lo han desglosado la abogacía reynosense en las redes
sociales. Todos coinciden en que fue un exceso de parte del Procurador de
Justicia. Lo que no debería sorprender a nadie: él fue parte destacada de aquel
movimiento jurídico-político, que llevó a varios funcionarios a la cárcel y que
luego salieron absueltos.
El michoacanazo, pues.
Pero ese es asunto de las Leyes.
Y de los responsables de aplicarlas.
¿Qué vuelcos políticos podría generar
ese golpazo a la administración de doña Maky propinado por la administración
estatal?..
El más relevante: se infiere, que la
ruptura entre la alcaldesa y el gobierno estatal es para siempre. (El para
siempre hay que dimensionarlo en política: al menos los próximos 5 años
venideros).
Y eso, hay que ubicarlo en el
escenario del 2018.
Al parecer, uno de los deportes más
favorecidos del panismo estatal es hacer enemigos en Reynosa. Riñeron con el JR
Gómez. Se distanciaron de los makiavélicos y sus aliados; entre ellos, los
poderosos Garza Faz. Rompieron con Hugo Ramírez y su corriente, que no por
menor tiene actividad al interior del albiazul de la ciudad. Y ahora, insisten
en alejarse de la ruta del diálogo para dirimir los diferendos.
El móvil que está sobre la mesa, es
sin duda cancelar la posible reelección de la doctora. Eso es lo que tiene a la
ciudad trabada, empantanada, lastrada. Y bajo esas circunstancias, no hay
administración municipal que puede entregar buenas cuentas a la ciudadanía.
(Es decir: los ciudadanos, de todos
modos pierden).
Ese berenjenal, está configurando un
bloque contrario al candidato que desde Ciudad Victoria se intenta posicionar:
Chuma Moreno. La eliminación de Maky de la boleta para alcaldes del 2018, la
echaría en manos de los opositores reynosenses de la administración estatal.
Sin duda: el activo más trascendente del albiazul de Reynosa.
El PAN reynosense, estaría solo y su
alma –se infiere que con el apoyo estatal, que pareciera no es menor- en la
diputa de la presidencia municipal.
Difícil paquete para el Chuma.
Abigarrado escenario para sus
aliados.
Competir contra una dolida Maky, un
pujante JR, un lastimado Hugo Ramírez, y probablemente unos protagónicos Garza
Faz, no será un día de campo. Hasta el PRI, en un escenario de esa naturaleza,
podría regresar a la presidencia: en tercios, el tricolor puede remontar la
diezmada que le generó la derrota del 2016.
Nadie gobierna con el Código Penal en
la mano, sin perder consensos. Esa medida, cuando se aplica como patrón,
pervierte y agria la política y genera franjas de rencor; nada propicias, para
un entorno de violencia social cada vez más galopante en la entidad.
El 2018, no será una pachanga.
Para ningún partido.
El panismo, al parecer, insiste en la
ruta de la fractura y la diseminación.
Nada saludable, para un PAN que
aspira a representar como gobierno a todos los tamaulipecos…
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