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Jose Angel Solorio Martinez |
Empate técnico…
La crisis interna que vive el Partido
Revolucionario Institucional, en Tamaulipas, no es menor que la del Partido
Acción Nacional.
El primero, no encuentra un liderazgo que se le evaporó un día
después del 5 de junio del año pasado; y el segundo, no ve el faro que le de
orientación justo después del día que triunfó y sacó al PRI del gobierno del
estado.
Tanto el PRI como el PAN, tienen problemas
estructurales.
El PRI no se acomoda para actuar como
oposición y el PAN, no encuentra la puerta para adaptarse y operar como
organización democrática, incluyente, tolerante y autocrítica desde el
gobierno.
El PRI está en girones. Como no había
ocurrido desde 1932, que se hizo añicos la red institucional por la insistencia
de Emilio Portes Gil de reelegirse como gobernador. Es apenas un remedo de
partido, en los municipios que gobierna.
El PAN, sin liderazgo estatal, va dando
tumbos y sembrando pifias por todo el territorio.
En Reynosa, una de las regiones más
importantes demográficamente no pudo conciliar intereses entre los diversos
grupos militantes y optó por la forma más sencilla –que no por ello, exhibe la
incapacidad para dirimir controversias internas-: convirtió en delegación uno
de los Comités Municipales más relevantes de la entidad.
¿Qué pasó en Reynosa?
Se empantanó el proceso y el CDE panista dejó
en manos del CEN azul, la salida del conflicto. Las huestes de Maky Ortiz y los
grupos cabecistas, no aceptaron ninguna salida dialogal.
Es decir: el CDE del PAN no pudo consensar en
una elección de dirigente que debió ser todo tersura y armonía.
Sobre todo: porque de ahí es el gobernador.
O…
…¿qué se puede pensar de un gobernador, que
no puede definir un simple liderazgo pueblerino?.
En la más reciente asamblea azul, se vio de
nueva cuenta la falta de oficio de los liderazgos estatales panistas. No
pudieron asimilar a la estructura estatal de su partido, a facciones tan
trascendentes e inevitables en la vida interna partidista como las dirigidas
por Maky Ortiz –Reynosa-, Carlos Enrique Cantú Rosas –Nuevo Laredo-, Leticia
Salazar –Matamoros- y el químico Sergio Salazar –Tampico-.
Por razones que sólo pueden adjudicarse a la
impericia y a la torpeza, el líder estatal panista en una actitud sectaria,
excluyente y rencorosa, soslayó de las tareas político-electorales por venir a
esos destacados activos de la militancia azul en la comarca.
¿Por qué esa actitud, refractaria e egoísta
contra esos personajes y contra esos liderazgos que le han dado potencia y presencia
al PAN en Tamaulipas?.. Se infiere: piensan que no los necesitan.
Se supone: creen, que con la estructura
gubernamental, será suficiente para ganar elecciones.
En el PRI, la crisis es tan profunda y
consistente que se ve complicado que en el corto plazo pueda remontarla. La
actual Presidenta del CDE –Aída Flores Peña-. Ha actuado más como aliada del
panismo tamaulipeco, que como líder de un partido que pudo haberse con vertido
en una oposición responsable, inteligente y propositiva.
La reynosense, se dedicó a expoliar el tesoro
partidista –nadie sabe qué hace con las prerrogativas y cortó el salario a más
de la mitad de sus Secretarios y dejó en la precariedad a los 43 delegados que
operaban en los municipios- y a difundir fotografías suyas muy sonriente en las
redes sociales.
La espuria líder, al parecer tiene los días
contados. (El Tribunal Electoral, mandató a ese partido a realizar el esperado
cambio). Pero ella, ni suda ni se acongoja. Continúa con su vida frívola y
distante de las urgencias de las militancias que ya la acusan de tener
secuestrado su partido.
Por primera vez, en muchas décadas, tenemos
un empate.
Un real empate, entre el PAN y el PRI…
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