![]() |
Oscar Diaz Salazar |
Mario Sordia (do) Landeros: ¿a quién sirve?
Uno de los rituales
que invariablemente atendían los presidentes y gobernadores priistas en el
inicio de cada sexenio, en el arranque de la gestión respectiva, era el
sacrificio de un "emisario del pasado", la defenestración de una
figura emblemática del régimen que les antecedia, en el que recaían las culpas
del pasado, los actos de corrupción de los que se fueron.
El ritual de sacrificar una pieza del
gobierno anterior, servía para renovar la esperanza en el graderío, de que
ahora si las cosas se harían mejor, de que la lucha contra los corruptos iba en
serio, y para decirlo al modo del presidente que más usó y abusó de la retórica
anticorrupción, Miguel de la Madrid: que la renovación moral del gobierno se
haría realidad.
Los políticos que mascaron barrote al
ser sacrificados para exorcizar los demonios de la corrupción fueron, entre
otros: Jorge Díaz Serrano, Joaquín Hernández Galicia, Elba Esther Gordillo, Raúl
Salinas de Gortari, Mario Villanueva Madrid.
El esquema de sacrificar un alfil del
pasado, del gobierno inmediato anterior, también tuvo su réplica en las
entidades federativas, y Tamaulipas no fue la excepción, como veremos
enseguida:
Una buena temporada pasó tras las
rejas el ingeniero Pedro Silva, hoy reciclado como Director de Gobierno por
Cabeza de Vaca.
Mario Ruiz Pachuca, el Jefe de prensa
de Eugenio Hernández, estuvo en el fresco bote por un buen tiempo.
Pedro Hernández Carrizales,
secretario de Sedesol con Manuel Cavazos Lerma, fue inquilino de un Penal, y su
hospedaje fue cortesía de Tomas Yarrington.
Además del morbo de ver (las
fotografías) a los poderosos hombres del paraíso sexenal anterior tras las
rejas, el encarcelamiento renovaba la ilusión en la sociedad de que las cosas
tenían remedio, que se podía corregir el rumbo, que se podría superar la
corrupción en el gobierno... Que soplarían los vientos de cambio.
Ese acto de sacrificar una pieza en
aras de la credibilidad del nuevo gobierno, no lo hemos visto en el nuevo
gobierno, en un gobierno que fue posible porque los tamaulipecos percibían
(mos) que el gobierno anterior era incompetente, ineficaz y muy corrupto.
A los funcionarios de nivel medio del
novel gobierno panista que se atrevieron a ventilar los actos de corrupción que
encontraron en las oficinas a su cargo, los despidieron.
Del titular de la Contraloría del
Estado, Mario "El Sordiado" Landeros, no hay mucho que esperar, pues
sus afectos, afinidades, intereses e identificación partidista, siempre han
estado con el Partido Revolucionario Institucional.
"El Sordiado" Landeros es
priista y de su militancia hay constancia en los archivos del internet, en
donde destaca el acompañamiento a su junior en una protesta por haber sido
excluidos de un conclave de priistas de Reynosa.
El Contralor está cumpliendo su
función de ser garante de la complicidad con el gobierno saliente. En ese
sentido es fiel a su partido, el PRI. A los que deja mal parados es a los
miembros de la COPARMEX, porque su ingreso al gabinete estatal, su nombramiento
como Contralor, se anunció como la entrega de un espacio para el Sindicato
patronal, esto es que en la persona de Mario Soria, la Coparmex sería el aval
de la legalidad, la decencia y la corrección de los actos del gobierno.
Las complicidades y el amasiato
político entre el PRI y el PAN de Tamaulipas, entre Cabeza y Torre, surgirán a
la luz pública tarde que temprano.
¿O será que Egidio Torre fue muy
decente?_
No hay comentarios:
Publicar un comentario